Desde mediados de febrero de este año, en las reuniones tempraneras del gabinete de Seguridad de la presidenta Sheinbaum empezó a permear la percepción de que una de las dos facciones del cártel de Sinaloa estaba prevaleciendo sobre la otra.
Ayer lunes la STPS organizó en Tijuana el cuarto ejercicio nacional de análisis de la reforma a la ley federal del trabajo que tiene por objeto reducir la jornada laboral de 48 a 45 horas a la semana.
Vivimos en la era del contenido y la conexión constante. Las redes sociales ya no son solo espacios para compartir fotos o mensajes personales: se han convertido en verdaderos mercados digitales donde nacen, crecen y se consolidan miles de microemprendimientos.
Justo cuando se reportaban avances en seguridad en “todos los estados” y la presidenta Claudia Sheinbaum admitía ayer que la excepción era Sinaloa, las autoridades de ese Estado confirmaban que en Culiacán asesinaron a 20 personas.
Sinaloa sigue en la mirilla del aparato de poder estadunidense como parte de planes más amplios. Su economía y su vida cotidiana se mantienen en niveles deprimidos.
Es tanto el poder que tiene el gobierno morenista, y tanta su arrogancia, que se dan el lujo de premiar a uno de los peores funcionarios públicos de la historia del País.
Cuando se corrompe la noción del ente estatal y se le pone por encima del individuo se llega a extremos como los del nazismo, el fascismo o el estalinismo.