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¿Es el taco un sándwich o no?

No sé nada de Derecho mercantil ni comercial o como se diga, ni de ningún otro tipo de Derecho, pero está claro que el asesor jurídico de la plaza comercial dejó una hendidura en la ventanilla que el husmeante juez detectó.

Jesús Canale

La pregunta que por título lleva esta columna podría parecer ociosa, sin embargo, para una familia no fue así porque de esto dependía su futuro laboral y material. Más de dos años de lucha de argumentos entre dos posturas que implicó la participación decisiva de un juez.

Martín Quintana es un migrante mexicano hoy de 53 años que llegó a los Estados Unidos en 1988 como trabajador agrícola en campos de uvas y aceitunas en California; años después se desplazó a Michigan donde se atrevió a lanzarse al negocio restaurantero, después se mudó a Chicago y en 2001 se asentó en Fort Wayne, una población hoy de 270 mil habitantes en el Estado de Indiana donde logró abrir un restaurante con el nombre de “The Famous Taco” (“El Taco Famoso”).

La cosa fue bien al paso de los años lo que lo animó a planear la apertura de un segundo establecimiento con el mismo nombre en un centro comercial de la ciudad, que obviamente requería de mayor esfuerzo y dedicación, pero cuando ya tenía todo planeado recibió una notificación de que en el sitio escogido no se permitían establecimientos de comida rápida a excepción de la venta de sándwiches a pedido por lo que su solicitud le fue denegada.

Un litigio con el vaivén de dimes y diretes de esos casos tomó dos años para que un juez del Tribunal Superior del correspondiente condado diera por hecho legal, apenas el lunes de esta semana, que los tacos y los burritos se habrían de considerar “sándwiches al estilo mexicano” ya que la restricción existente por parte de la plaza comercial no especificaba que el permiso sólo se refería para sándwiches de estilo americano.

Aquí lo más complicado para unos y otros es definir qué es un taco, qué es un sándwich y determinar si son o no son equiparables. Quién sabe cómo le hizo el juez para llegar a la decisión que tomó pero al menos el diccionario de inglés norteamericano más consultado, que es el Merriam-Webster, dice que por sándwich se entiende “dos o más rebanadas de pan o un panecillo partido con un relleno entre ellas”, y que otra acepción es la de “una rebanada de pan cubierta con comida”, de tal forma que, en efecto, el taco cumple con la definición del mejor diccionario de inglés norteamericano.

No es difícil suponer que el juez después de tanto barullo jurídico simplemente abrió el citado diccionario y en dos renglones leyó lo que dicen de un sándwich los más elevados sabios sobre los términos y vocablos del inglés gringo.

Y asunto resuelto. Dicen que ni la Suprema Corte se lo podría rebatir. Se entien de que, por extensión, el burrito, aunque no sea una rebanada de pan con comida dentro, sí que es una tortilla -que es un pan aplanado- con comida dentro por lo que el juez también lo equiparó al sándwich.

Entre los comentarios en las redes sociales hay quienes han dicho que hay cosas más importantes en las que un juez debía de poner su atención y conocimiento. Claro que hay cosas más importantes….para otros, pero para los Quintana, de momento este asunto era el que más les provocaba noches sin dormir, estrés e incertidumbre económica, percepción de injusticia y de debilidad ante el más fuerte, aunque considero que si bien estos son factores obviamente muy significativos, no por ellos el juez actuaría bien si para favorecerlos tiraba a la basura un ordenamiento jurídico legítimamente sustentado.

La cuestión es que a tal ordenamiento jurídico, es decir a la prohibición de vender tacos o burritos mexicanos -y por extensión gyros griegos, naan wraps indios o bahn mi vietnamitas- no estaba bien definido pues tal prohibición era inespecífica e imprecisa.

No sé nada de Derecho mercantil ni comercial o como se diga, ni de ningún otro tipo de Derecho, pero está claro que el asesor jurídico de la plaza comercial dejó una hendidura en la ventanilla que el husmeante juez detectó.

Por eso la pericia y competencia profesional sí importan, y Éstas no vienen en el ADN sino que se ganan estudiando mucho y siempre, no solo durante la escuela ni la universidad sino siempre, tanto en las aulas y en los libros como en la escuela de la vida.

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