Arranca Cumbre de las Américas con llamados al diálogo
Una inédita Cumbre de las Américas se inauguró el viernes con llamados coincidentes de acudir al diálogo para resolver diferencias y conflictos en el hemisferio, en una ceremonia en que Cuba dijo presente por primera vez.
Un mensaje del papa Francisco, enviado al anfitrión de la cita hemisférica, dio comienzo al acto en el centro de convenciones Atlapa, después de que el anfitrión Juan Carlos Varela recibió uno a uno a los gobernantes.
"Me gustaría manifestarles mi cercanía y aliento para que el diálogo sincero logre esa mutua colaboración y sumo esfuerzo y supere diferencias en el camino hacia el bien común", destaca el mensaje del pontífice leído por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolín. Es la primera vez que la Santa Sede envía a un enviado a la reunión continental. Francisco tiene afinidad con el hemisferio, pues es el primer papa latinoamericano de la historia.
Esta cumbre marca la primera participación de Cuba y la precede un fuerte interés en lo que haga el líder de la isla comunista Raúl Castro y el presidente Barack Obama, meses después del anuncio histórico de restablecer relaciones entre los dos países tras medio siglo de desavenencia, un hecho que se celebró en la apertura.
"Es un deseo finalmente cumplido por muchos en la región", expresó el secretario de la ONU, Ban Ki-Moon, con quien coincidió el secretario saliente de la OEA, Miguel Angel Insulza.
Varela pregonó en su discurso que la cita marca el "inicio de una nueva etapa en las relaciones del hemisferio basado en el respeto de los diferentes sistemas de gobierno".
Más temprano, la Casa Blanca informó que el presidente Obama y Castro "se verán" el sábado, aunque al momento, no hay planeada una reunión oficial a una hora específica entre los mandatarios, dijo Ben Rhodes, asesor adjunto de seguridad nacional de Obama.
Pero Rhodes afirmó que las autoridades sí anticipan que los dos mandatarios tendrán la oportunidad de "verse" y hablarán el sábado, el segundo y último día de la Cumbre de las Américas.
Obama y Castro hablaron por teléfono el miércoles antes que el mandatario estadounidense saliera de Washington con destino a Jamaica.
Los reflectores también se enfocarán en el mandatario venezolano Nicolás Maduro, quien llegó a Panamá en medio de un recrudecimiento de las tensiones con Estados Unidos, después de que el gobierno de Obama decretase sanciones y declarara a la nación petrolera una amenaza para la seguridad estadounidense. El líder venezolano ha anticipado que entregará a su par norteamericano una lista con millones de firmas de compatriotas que piden el cese de esa medida, cuestionada por otros gobiernos en la región.
Poco antes de que la cumbre fuese inaugurada, se clausuró un foro de la sociedad civil que dio más que hablar por las protestas y abandonos que protagonizaron grupos de simpatizantes al gobierno cubano por la presencia de disidentes de la isla en el evento. Ni la presencia en el cierre de Obama cambió las cosas, pues los participantes afines al gobierno cubano se marcharon.
"Hemos tomado esta decisión después de reflexionar colectivamente acerca del escenario que se ha diseñado en el Foro de la Sociedad Civil para forzarnos a compartir con mercenarios pagados desde el exterior con el propósito de subvertir el sistema político y social del país", expresó una declaración leída por Rosa María Pérez, miembro del grupo de personas simpatizante del gobierno.
"Por respeto al Presidente anfitrión y a los demás mandatarios, incluido el presidente Obama, la delegación de la auténtica sociedad civil cubana ha preferido no participar en el encuentro referido".
Otros líderes también llegaron a lo suyo, con encuentros entre sí y con académicos, presidentes de empresas, jefes de las organizaciones no gubernamentales y grupos de la sociedad civil.
Peña Nieto se reunió con Juan Manuel Santos de Colombia y Ollanta Humala de Perú, las naciones de América del Sur que son las dos mayores fuentes de hoja de coca, la materia prima de la cocaína, y un importante corredor de tránsito para las drogas hacia Norteamérica.
Los presidentes del "Triángulo norte" de Centroamérica — Guatemala, El Salvador y Honduras — pidieron a las Naciones Unidas apoyo para un plan de seguridad y desarrollo que también tiene como objetivo reducir la emigración desde esos países plagadas de violencia hacia los Estados Unidos.
Apenas se bajó del avión que lo trajo a Panamá, Maduro la emprendió contra Estados Unidos. Criticó la política exterior de Estados Unidos, desde un monumento a las víctimas de la invasión estadounidense a ese país en 1989.
El monumento está en El Chorrillo, un barrio pobre del centro de la capital panameña donde se libraron algunos de los combates más fuertes durante la invasión.
Trinidad Ayola perdió a su esposo en los combates. Tratando de contener las lágrimas, Ayola dijo que no es la primera vez que un jefe de estado, extranjero o panameño, visita el sencillo monumento en las dos décadas desde que se levantó. Ella y otros quieren que el presidente estadounidense Barack Obama se disculpe por los muertos panameños, que se calculan entre 500 y 4.000.
Las tensiones entre Washington y Caracas han aumentado en semanas recientes debido a la sanciones, en momentos que Obama y Raúl Castro, un aliado clave de Castro, avanzan hacia la reanudación de relaciones diplomáticas.
Maduro también escuchará, aunque no necesariamente dentro de las deliberaciones con sus pares del hemisferio, exigencias de críticos y opositores a su gobierno para que libere a presos políticos y asegure unos comicios parlamentarios libres y transparentes este año.
Los líderes discutirán en Panamá sobre prosperidad y equidad y cómo impulsar la cooperación para ayudar a mejor la vida de los pobres en el hemisferio.
De acuerdo con organismos de las Naciones Unidas, en América Latina y el Caribe persisten alrededor de 167 millones de pobres, a pesar de los avances que ha tenido la región en ese asunto y al crecimiento económico que evidenció la zona en la última década. Simultáneo a la cita presidencial, grupos populares, sindicales e indígenas realizan sus propias cumbres, en las que esperan la asistencia de algunos de los líderes socialistas de la región como Evo Morales.