La Idea de Dios y la Evolución
Solemos definirnos como seres creados bajo diseño divino por el hecho de haber alcanzado el nivel evolutivo que hemos desarrollado después de que hace aproximadamente 300,000 años nos convertimos en la especie dominante.
SOMOS LO QUE HACEMOS
Solemos definirnos como seres creados bajo diseño divino por el hecho de haber alcanzado el nivel evolutivo que hemos desarrollado después de que hace aproximadamente 300,000 años nos convertimos en la especie dominante. Hemos olvidado de que esto fue posible debido al desarrollo de nuestra masa cerebral, producto a su vez de un proceso evolutivo en el que pasamos de ser un mamífero parecido a una marmota a nuestra fisonomía actual.
Asumirnos como un caso único e irrepetible hasta el grado de afirmar que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios no refleja otra cosa que nuestro egocentrismo intelectual y algunas de nuestras “taras mentales”, desde asumir que somos parecidos físicamente a Él, hasta que nuestra especie es única por el hecho de haber logrado llegar hasta nuestros días, sin pensar en las miles tal vez millones de especies que fracasaron y que hoy no son más parte del inventario que puebla nuestro planeta; no, no me refiero a la capacidad del ser humano para acabar con otros animales, sino al hecho de que pocas veces meditamos respecto a que antes de nuestra aparición, la del Homo Sapiens, nuestro planeta experimentó por lo menos 3 cataclismos que prácticamente acabaron con toda la vida sobre la tierra, sólo algunos organismos marinos lograron sobrevivir en la profundidad de los océanos.
Nuestras limitaciones nos han hecho asumirnos como un caso de éxito al pensar en lo maravilloso que es vivir; es común cometer el error de no reflexionar que antes de nosotros hubo millones que no lograron sobrevivir; durante este proceso Dios no nos ha llevado de la mano a parte alguna. Cuando un niño nace con una malformación genética o con una enfermedad incurable, no es sino un “error en nuestro proceso evolutivo”, mire que fui papá de un guerrero que durante casi tres años luchó como pocos cada día de su vida; nos guste pensar en ello o no, ha sido a través de estos “errores” que logramos evolucionar durante millones de años para finalmente asumirnos como lo hemos hecho, seres únicos e irrepetibles; al respecto quiero comentar dos grandes errores que concurren con los argumentos que sostienen nuestra falsa idea de nuestra singularidad: ni venimos de los monos, es una errónea interpretación de la tesis evolucionista y, nosotros, el Homo Sapiens, ya fuimos responsables de exterminar a otra especie de seres humanos, el Homo Neandertal, lo cazamos y combatimos hasta su extinción. Los seres humanos, que nos asumimos producto de la mano de Dios, también somos los responsables de haber extinguido a otra especie de seres humanos; hoy poco reflexionamos respecto a sus consideraciones éticas y morales.
La semana pasada procuré discernir respecto a la nula incidencia divina en la elección de aquellos que se dicen sus representantes, hoy, en este espacio pretendo continuar con la reflexión de que es altamente probable que hemos llegado al umbral en el que nos encontramos producto de la suma de errores y aciertos dentro de la cadena evolutiva de todos los seres vivos que hemos poblado la tierra y no por la mano e ingeniería divina, con todo y que queramos creer lo contrario, o qué ¿Realmente venimos de la costilla de Adán? , cada quien con su respuesta.
* El autor es Presidente del Centro Empresarial Coparmex Tijuana.
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