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Un punto de inflexión

Para procesar el inmenso cúmulo de agravios, delitos y crímenes atroces que han marcado la historia reciente de México, se tiene que hacer uso de todas las herramientas posibles al alcance del Estado mexicano.

El desafío lanzado esta semana, por un pequeño grupo de mujeres que tomaron las instalaciones de la CNDH y decidieron intervenir y caricaturizar cuadros y pinturas con imágenes de héroes nacionales es profundo y toca -o debería tocar- las fibras más sensibles de una sociedad que, en lo general, se ha mostrado impávida ante el horror y la inmensa montaña de casos de violencia y muerte acumulados en los últimos años.

 

En una representación de la pesadilla del México distópico, ese grupo de mujeres lanzó un escupitajo a los símbolos patrios y decidió llevar las cosas al extremo. Exhibir los cuadros de Madero, Juárez y Morelos de cabeza, con cuernos o pelo pintado de rosa o morado, si bien ofendió a muchos, también hizo voltear a ver a los que prefieren mirar para otro lado, cuando de víctimas se habla.

 

No se trata de justificar nada, sino de tratar de entender lo que hay detrás de una acción como ésta. Mujeres víctimas y madres de víctimas de feminicidio, violaciones, desapariciones y violencia de todo tipo que no encuentran respuesta a demandas, exigencias y súplicas de esclarecimiento y justicia.

 

El acto de rebeldía de estas mujeres hizo que el Presidente tomara distancia y acusara a lo que llama prensa conservadora de magnificar lo ocurrido. López Obrador dijo que se utiliza este caso con tintes políticos, pues "hay una exageración en todo sentido" y lo que se busca con esto es "perjudicarnos". Mala respuesta frente al tipo de cosa de la que estamos hablando.

 

Salió al quite Olga Sánchez Cordero, la secretaria de Gobernación, al invitar a una mesa de diálogo a las manifestantes y reconocer como legítimos sus reclamos. No se habló, ahí, de la Okupación, sino de cómo se daría respuesta a lo que motivó una expresión extrema como ésta.

 

En un extenso documento de cuatro puntos, en cuyo tercero se desglosan 36 numerales y se enlistan seis puntos adicionales, hacen un llamado "... desde la rabia y el corazón a las víctimas de la violencia de este País a construir una CNDH la cual por su diseño institucional no ha dado cobertura suficiente ni eficiente a ellas... y a las autoridades de este País a ser conscientes y empáticos al contexto que vivimos, comenzar a construir fiscalías eficientes, que actúen con perspectiva de género y enfoque especializado en derechos humanos".

 

"Padecemos dos décadas de interminable violencia, es tiempo de consolidar un punto de inflexión a la construcción de paz, con justicia y dignidad".

 

En mayo de 2018 en el Museo Memoria y Tolerancia, Andrés Manuel López Obrador asumió el compromiso de crear una Comisión de la Verdad y la instalación de un mecanismo internacional contra la impunidad en México. Ese mismo año, ratificó ese compromiso ante  cientos de víctimas.

 

En enero de este año, con la ausencia de López Obrador, en Palacio Nacional por tercera ocasión se ratificó la demanda y recordó el compromiso por establecer esos mecanismos extraordinarios con los cuales podría darse el punto de inflexión que exigen víctimas y ciudadanos.

 

Por su parte, un grupo de organizaciones y personas le piden al Congreso y al Presidente que si ha de iniciarse el trámite para una consulta popular para 2021, esta debe plantear un cuestionamiento que sea viable constitucionalmente y proponen una pregunta que apunta a lo que sería ese paso trascendente: "Está usted de acuerdo con que el presidente de la República active los mecanismos necesarios, dentro de sus facultades, para que con ayuda de la ONU se investigue y juzgue a los responsables de los crímenes atroces perpetrados contra el pueblo de México, a la par de la creación de una gran Comisión de la Verdad?".

 

Para procesar el inmenso cúmulo de agravios, delitos y crímenes atroces que han marcado la historia reciente de México, se tiene que hacer uso de todas las herramientas posibles al alcance del Estado mexicano, incluidos los mecanismos extraordinarios y la colaboración internacional, tal y como se comprometió, en dos ocasiones, el presidente López Obrador.

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