Valle de Guadalupe
La oportunidad de reunir toda la familia en unos días de asueto improvisados nos llevó al Valle de Guadalupe en Baja California
La oportunidad de reunir toda la familia en unos días de asueto improvisados nos llevó al Valle de Guadalupe en Baja California. Nos reunimos en Tijuana y de ahí tomamos una muy vistosa carretera hasta Ensenada. Íbamos contentos pero muertos de envidia por el clima maravilloso de los vecinos.
En Ensenada pernoctamos y al día siguiente salimos hacia el Valle y su ruta de los vinos. La primera parada fue en un restaurante campestre. El lugar es muy agradable, al aire libre bajo árboles y con la cocina en el centro. Nos ofrecieron unos vinos como aperitivo y nos tomaron la orden: Algunos entremeses tentadores y platos fuertes. Unos betabeles fritos, un platón de verduras, pescados, un buen filete de res y alguna otra cosa. El agasajo prometía...
Pronto llegó un mesero con las copas de vino blanco como aperitivo y detrás de él arribó otro, con los platos fuertes. Eso nos descontroló; unos minutos después llegó un tercer mesero con todas nuestras entradas. En un breve lapso teníamos la mesa desbordante de platillos. Un medallón de lobina, o el filete de res competían con las botanas que habíamos planeado disfrutar en su debido orden. La mayor parte de la comida estaba muy buena; pero el orden de los platillos no hablaba muy bien del cuidado del restaurante...
De ahí nos fuimos a hospedar en un viñedo. Unas cabañas rústicas al lado de los cultivos. Eran sencillas y muy tranquilas, sin embargo, la regadera se abría a la recámara y sólo tenía una puerta de cristal: No daba lugar a una mínima privacidad. Cuando cayó la noche disfrutamos las estrellas y el silencio entre las vides que empiezan a mostrar sus racimos. A la salida del Sol el paisaje estaba cubierto por una neblina, para nosotros espectacular. Por un rato caminamos por los senderos arropados por un ambiente blanquecino, denso y húmedo.
Esa mañana visitamos una casa vinícola. Nos atendió una chica simpática y bien informada; nos llevó a un recorrido por la propiedad y nos mostró el proceso de vinificación; luego nos guió en la cata de cuatro variedades de su empresa. Muy buenos vinos que nos transportaron a las nubes.
Salimos a tiempo para llegar a uno de los restaurantes más recomendados. Situado al aire libre, es un sitio sugerente. El menú consistía en un listado de productos sin explicación. La mesera explicó sucintamente las preparaciones, ordenamos algún vino y entremeses: Una tetela de maíz azul, brócoli asado, un plato de lechugas parrilladas, calamares más los platos fuertes: Unos callos en una salsa oscura, un cordero deshebrado, una lobina, un repollo rostizado muy especial.
Nos trajeron las copas y detrás de ellas, como en hilerita, todos y cada uno de los platillos y refrigerios que habíamos ordenado. No acabábamos de sentarnos y ya la mesa estaba pletórica de exquisiteces. Todo muy bueno, sin duda; pero apresurado y nada sosegado. Parece que están ensayando un concepto nuevo: Combinar alta gastronomía con fast food.
El último día visitamos un viñedo pequeño; ya el Sol brillaba. Al llegar nos subieron a un remolque con mesa y bancas jalado por un tractor, y nos llevaron a pasear entre las vides. El guía nos explicaba la historia y los cuidados del cultivar mientras nos servía un vino blanco que refrescaba la experiencia. A continuación, nos llevaron a visitar la planta y concluimos con una cata de cuatro de sus variedades. Una muy grata pedagogía...
Para terminar, fuimos a Tregalline, italiano con excelente cocina y nada pretencioso. Ahí el servicio se concentra en el comensal. Comimos en una terraza cabe un huerto de verduras orgánicas: Una torre de flor de calabaza y queso, ñoquis con salsa bolognesa, raviolis de camote y salvia, pasta con trufas, lobina a las brasas, cola de res en salsa y un lechón espectacular. Fue una excursión de dos y medio días interesantes y un tanto agotadores... Valió la pena.
Ernesto Camou Healy es doctor en Ciencias Sociales, maestro en Antropología Social y licenciado en Filosofía; investigador del CIAD, A.C. de Hermosillo.