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Mecanismos de defensa contra la política cupular

Un temor de los simpatizantes de la 4T en Sonora es que el próximo Gobierno estatal se distancie de las fuerzas sociales que posibilitaron su victoria electoral

Un temor de los simpatizantes de la 4T en Sonora es que el próximo Gobierno estatal se distancie de las fuerzas sociales que posibilitaron su victoria electoral y que una clase política acomodada en las instituciones pierda contacto con la calle. Fue la regla de gobiernos anteriores que despreciaron el diálogo con la gente y privilegiaron acuerdos entre cúpulas. La realidad latinoamericana ha sido tremendamente conflictiva en la relación Estado-sociedad, y un elitismo burocrático suele ser catalizador de ilegitimidad.

Los mecanismos de defensa que podrían adoptarse en Sonora contra la política cupular son múltiples. Destacan:

1) El progresismo como corriente dominante. La redistribución de riqueza y la ampliación de derechos deben ser mantras indisputables entre los liderazgos estatales. Quebrar esa regla de oro da legítima cabida al antagonismo interno.

2) Revalorización de la acción directa como forma de lucha. La política de las calles es una derrota para el neoliberalismo del “fin de la historia” (Fukuyama, 1992). La erosión de la democracia representativa como único espacio de acción ha ido relegitimando la democracia participativa. La 4T busca que la política se practique desde el momento en que dos o más se reúnen en su nombre, y que nunca se deje al resguardo exclusivo de élites partidistas enquistadas.

3) Batalla cotidiana por el “sentido común”. La presencia permanente en los medios de comunicación crea pedagogía. Un ejemplo concreto es la continua estigmatización de la corrupción, que disuade la práctica y evita su normalización.

4) Reinvención del mundo popular. Que la música de Juan Gabriel suene en las mañaneras no es mera coincidencia. Los referentes comunes nos dan identidad y canales de entendimiento; la cultura popular nos acerca como iguales. La nueva política de comunicación social estatal tendrá que identificar nuestros mejores símbolos y valores compartidos, distanciándose de regionalismos ramplones que han perdido vigencia.

5) Activación de la identidad étnica. El racismo y el clasismo incrustado puede superarse visibilizando la resistencia indígena. La 4T busca saldar adeudos históricos con los pueblos originarios mediante acción afirmativa. Bien ejecutado, el Plan de Justicia Yaqui marcaría un hito histórico y una reparación moral para Sonora.

6) Reivindicación de la política como espacio abierto. La universidad privada y los posgrados en el extranjero no son representativos de la población. Heredar la confianza, el dinero y las relaciones de los padres puede distanciar a los hijos de realidades profundas. El empoderamiento excesivo de la tecnocracia puede mermar la sensibilidad social del sistema político.

7) Reducción de sueldos en la alta burocracia. Un servidor público acomodado suele perder el sentido de urgencia que la gente de a pie experimenta en su cotidianeidad. El exceso de privilegios puede atraer a profesionistas sin vocación pública, pero con afanes desmedidos de riqueza expedita. Como prueba, las sobreprestaciones en instituciones como el Isssteson han acentuado su estrés financiero sin logros de productividad laboral. Hay brecha para nivelar el terreno de juego.

Se acercan tiempos definitorios. Con Andrés Manuel López Obrador llegó una camada de políticos comprometidos y cercanos a la gente que va abriendo brecha social. Los próximos funcionarios sonorenses podrían emular esa ruta si incorporan la Esencia 4T a su accionar público, situando un pie en la calle y otro en las instituciones. Cargan nada más y nada menos que la esperanza de la gente.

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