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Estados Unidos e Irán: El acuerdonuclear y la (des) confianza

Cuando Obama sellara ese pacto con el presidente Rohani, es un ánimo de confianza, un mayor sentido de proximidad entre las partes negociadoras.

Hace solo ocho días, todo parecía indicar que el acuerdo nuclear entre varias potencias e Irán sería finalmente reactivado. Pero no fue así. Nuevas objeciones salieron a la luz.

Así que, por ahora, seguimos igual. Pero más allá de ese acuerdo, lo que falta, a diferencia del 2015, cuando Obama sellara ese pacto con el presidente Rohani, es un ánimo de confianza, un mayor sentido de proximidad entre las partes negociadoras.

1. El Plan Integral de Acción Conjunta es un acuerdo firmado entre Irán, EU, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, China y la UE, en 2015, con el objetivo de limitar la actividad nuclear iraní al punto de asegurar que ese país no estaría en capacidad de armar una bomba atómica durante la vigencia del convenio, a cambio de liberarle de la mayor parte de las sanciones que existían en su contra.

2. Trump argumentaba que ese era el peor acuerdo jamás firmado y, desde su campaña, prometió modificarlo sustancialmente, o abandonarlo. Es real que el pacto tenía huecos y problemas, especialmente porque no abarcaba otros rubros y tenía fecha de caducidad.

3. El argumento de Obama consistía en que se trataba solo de un “piso”. Es decir, por un lado, se cubría lo más urgente: El progreso nuclear de Irán hacia una bomba atómica. Pero también se forjaba una base de colaboración que permitiría a EU atender otros temas para los que la cooperación con Teherán era indispensable. Lo demás podría negociarse después. La cuestión es que esa confianza se quebró, y no hay señales actuales de que se esté reconstruyendo.

4. ¿Por qué? El primer factor y más obvio, fue el abandono del acuerdo nuclear por parte de Trump. Al hacerlo, se enviaba el mensaje de que el cumplimiento de los compromisos estadounidenses dependía de quién ganara o perdiera en las elecciones.

5. Además, entre Washington y Teherán los ánimos se calentaron. Ante la presión de Trump, las posturas en Teherán se endurecieron. Irán también comenzó a incumplir su parte del acuerdo y lanzó una estrategia de acoso en contra de intereses de EU y sus aliados en su región. Esto llegó a un punto tal que se fue generando una espiral ascendente de violencia entre esos actores. Si bien se logró desescalar esa espiral, varios de esos fuegos siguen encendidos.

6. Biden retomó el tema en 2021, pero las negociaciones han sido indirectas, a través de terceros. A pesar de muchos tropiezos, ha habido avances y hace poco se logró un borrador casi final. El nuevo acuerdo no es sino una reactivación de los puntos del anterior. El mayor problema es que los plazos de caducidad del pacto se mantienen tal y como estaban (es decir, empiezan a vencer desde 2025), sin mencionar que las otras objeciones al acuerdo siguen sin tratarse. Pero, además, hoy, a diferencia del 2015, no se logra el restablecimiento de los canales políticos de cooperación que entonces se lograron abrir. La Casa Blanca, no obstante, argumenta que por ahora eso es mejor que nada.

7. Dicho eso, a pesar del acuerdo -y asumiendo que éste se termine firmando- la realidad es que Irán, EU y sus aliados ahora mismo se encuentran nuevamente en curso de choque en distintas cuestiones no vinculadas a lo nuclear. Solo si el pacto revivido consigue abrir nuevas puertas para trabajar esos otros temas, se podría evitar futuros estallidos. Adicionalmente, el contexto internacional actual es muy distinto al de 2015. Rusia y China, firmantes del acuerdo nuclear referido, están cada vez más cerca de Irán y buscarán sacar ventaja de la eliminación de sanciones contra Teherán.

Queda claro que no hay decisiones o soluciones simples. Seguir adelante y finalizar estas negociaciones tiene una serie de implicaciones. El no hacerlo o no lograrlo, también.

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