La ofensiva ucraniana y la otra oposición en Rusia
En Rusia hay un sector muy molesto con Putin que está expresando su voz cada vez más fuerte.
En Rusia hay un sector muy molesto con Putin que está expresando su voz cada vez más fuerte. Lo venimos notando desde hace meses. Lo relevante es que estamos acostumbrados a escuchar acerca de la oposición que procede del campo liberal. Ahora mismo, en cambio, quien parece estarse manifestando es un sector mucho más duro incluso que el propio Putin. A raíz de la última contraofensiva relámpago por parte de Ucrania en el Noreste del país, y el colapso de las líneas de defensa rusas, las críticas por parte de este sector se hicieron notar de manera veloz, amplia y profunda.
1. La contraofensiva ucraniana. Hay que comprender que esta guerra estaba ya inmersa en una fase prolongada de desgaste que, en esencia, favorecía a Moscú. A Kiev le urgía cambiar esta historia. Así, Ucrania viene telegrafiando una contraofensiva desde hace un par de meses. Pero todo indicaba que ésta se dirigiría hacia el Sur del país. Ucrania, en efecto, comenzó a atacar posiciones rusas en el Sur, pero, cuando nadie lo esperaba, lanzó una contraofensiva relámpago en el Noreste, provocando conmoción entre el Ejército ruso, cuyas líneas colapsaron casi en instantes.
2. La narrativa. Uno de los mayores impactos de esta contraofensiva es el vuelco narrativo, la historia que se cuenta acerca de esta guerra. En pocos días pasamos de un desgaste mediático a una nueva ola de atracción y posicionamiento de la noticia. Pero, además, se trata de una narrativa que indica que ahora sí, con una moral catapultada, pareciera que se eleva la probabilidad de que Ucrania pueda recuperar territorio, y de pronto, dice esta historia, hasta podría ganar. Un relato que nos cuenta acerca de la “huida” rusa, de las “incapacidades” de Moscú, sus errores estratégicos, tácticos y logísticos para sostener sus posiciones.
3. El impacto narrativo en Rusia. El Kremlin argumentó que se trató sólo de un “reagrupamiento” de tropas rusas, como si hubiese sido un movimiento voluntario. La cuestión es que, esta vez, este mensaje es desmentido ya no por la oposición liberal en Rusia, sino por aliados del propio Gobierno, o bien, por actores del ala dura. Algunas voces se preguntan por qué Rusia, siendo el país que es, contando con la población, el Ejército y el armamento con el que cuenta, tendría que estar pasando por esta humillación. Desde esta última óptica, Rusia necesitaría dejar ya de llamar a esta una “operación militar especial”, y nombrarla como lo que es: Una “guerra vital”, destinar a ella los recursos materiales y humanos que ello amerita, lo que implicaría movilizaciones masivas, y, sobre todo, el escalamiento de las hostilidades.
4. La supervivencia de Putin y las decisiones que debe tomar. Hay un amplio debate al respecto de si todo esto hará a Putin tambalear en el poder o no. Pero fuera de ello, la realidad es que (a) Putin eligió lanzar en este 2022 una guerra frontal, una invasión al territorio de un país vecino con más de 120 mil tropas, (b) para hacerlo, el Presidente ruso necesitaba justificarlo y convencer a actores internos y externos del por qué del tamaño de su aventura, (c) con ese fin, construyó un discurso que pareciera atarlo como camisa de fuerza, un discurso en el que no parece caber la negociación, mucho menos una derrota; por tanto, (d) si desea evitar esa derrota o tener que negociar bajo términos desfavorables, la lógica indicaría que necesita escalar las cosas, y no poco. O bien, idear una estrategia de salida que hoy no tiene. Pero, asumir que una victoria ucraniana es inminente, y que además de ello, cuando ocurra, sobrevendrá una transición tersa hacia la democracia, el diálogo y la cooperación por parte de Rusia, podría resultar impreciso, por decir lo menos.
Analista internacional
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