Y ahora la influenza
Tal y como pasa con la Covid-19 la influenza también se complica con otras enfermedades
La influenza -conocida popularmente como “gripe”, “gripón”, “catarro al pecho”, etcétera- no es para ignorarse: La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el mundo sufre cada año mil millones de casos de influenza, que tres a cinco millones de esos casos son graves y quitan la vida a medio millón de seres humanos. Además están los gastos por la atención sanitaria y el costo por los miles de millones de días de incapacidad laboral e inasistencia escolar que impone globalmente cada año. Durante la recién sufrida pandemia de Covid-19, en muchos sitios del mundo se observó que debido a las medidas tradicionales como el cubrebocas y el distanciamiento social, la incidencia de casos de influenza se redujo notablemente y México fue un buen ejemplo de ello, lo cual quedó bien demostrado en un estudio que un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León publicaron como Reporte Científico en la revista Nature en mayo de 2021, en el que se mostró cómo mientras aumentaban los casos de Covid-19 en los primeros meses de 2020 la incidencia de casos de influenza disminuía al grado de quedar minimizada en comparación con lo observado en las mismas semanas de los cinco años previos confirmando así cómo las sencillas medidas tradicionales de prevención de la transmisión de enfermedades respiratorias dan un resultado muy positivo y a muy bajo costo económico. Ahora bien, si consideramos además el beneficio de la vacuna contra la influenza podemos derivar de la experiencia norteamericana que la vacuna reduce en un 50% el número de personas que se enfermarán de ese mal, lo que para los Estados Unidos ha representado nada menos que una reducción anual de 40 millones de casos evitándose así decenas de miles de muertes. Por otro lado, se sabe que las personas vacunadas contra la influenza tienen menos probabilidades de transmitir el virus a otros, comenzando por los de su propio hogar. Es conveniente saber que, puesto que la vacuna contra la influenza tarda un par de semanas en lograr una mejor protección que la que existirá cuatro o cinco meses después, y teniendo en cuenta que la temporada de influenza crece más o menos a partir de octubre, pues conviene vacunarse en ese mes y así las defensas que genera la vacuna estarán más disponibles para cuando llegue la temporada de viajes y gran circulación de personas conforme se acerca la Navidad y el fin de año. Tal y como pasa con la Covid-19 la influenza también se complica con otras enfermedades como los infartos cardiacos y cerebrales, e igualmente los de edad más avanzadasuelen ser más vulnerables a las complicaciones de la infección. La vacuna contra la influenza no necesariamente evitará la enfermedad en todos los que la reciben, pero sí reduce las probabilidades de agravamiento, hospitalización, intubación y muerte. Si una mujer embarazada recibe la adecuada vacuna contra la influenza se protege a ella y protege a su bebé; en algunos sitios se vacuna a los niños desde los seis meses de edad. La vacuna contra la influenza tiene buen récord de seguridad y quienes piensan que esta vacuna puede enfermar de influenza a quien la recibe, están equivocados ya que eso no es posible. Se menciona que en esta temporada de influenza que apenas comienza podríamos padecerla con mayor intensidad porque quizás nuestro organismo estuvo menos expuesto en los últimos dos años debido a las medidas de protección personal. Finalmente, como la Covid-19 no se ha ido (ni se irá) y la influenza está llegando, pues es posible que suframos Covid-19 e influenza al mismo tiempo y lógicamente no será lo mismo dos a la vez que sólo una. Por todo esto, mejor protegerse -con naturalidad, sin obsesión-, y protegerse bien implica vacunarse. Sobre advertencia….
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