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¿Se toca el INE?

El lema de las marchas es que “el INE no se toca”, proposición carente de sustento histórico

Mañana domingo se realizarán, en varias ciudades del País, manifestaciones convocadas por el Frente Cívico Nacional, la organización Unid@s, algunos partidos opositores, más empresarios y activistas en contra de la actual administración. La movilización tiene como objeto, dicen, defender al Instituto Nacional Electoral (INE) que consideran amenazado por la propuesta de reforma que anunció el Ejecutivo.

Es legal que se manifiesten en la defensa de un órgano electoral vigente, sin duda. Lo que preocupa es la ilegitimidad de las campañas de desinformación, rumores y mentiras que han brotado en los últimos meses, desde aquella “encuesta” de un diario nacional en la que preguntaba si se estaba de acuerdo en la desaparición del INE, dando entender que el actual Gobierno desea acabar con ese órgano electoral, encuesta sustentada en una mentira propalada para asustar, mover a la ciudadanía en contra de la reforma y minar la iniciativa del Gobierno actual. Tales engaños ponen en entredicho la legalidad de la cruzada... Quienes mañana marcharán aseguran que el INE no necesita modificación alguna, que funciona correctamente y que la transformación propuesta en realidad es producto “del autoritarismo de la Cuarta Transformación, y sería un paso atrás de la democracia”.

El lema de las marchas es que “el INE no se toca”, proposición carente de sustento histórico: El órgano electoral nació en 1990, tuvo varios ajustes y cambios, y mantuvo ese nombre hasta el año 2014 cuando se cambió a INE, y se modificaron algunas de sus funciones.

Una de las críticas frecuentes ha sido la formación de un Consejo integrado por once personas impulsadas por los partidos políticos, con sueldos mensuales de 262 mil pesos cuando el órgano original preveía que los consejeros fueran ciudadanos prestigiados que dieran confianza sobre la imparcialidad de las elecciones. Otra causa de descontento son los subsidios a los partidos políticos que en el año próximo ascenderán a 6,233,510,798 de pesos en total: ¡Seis mil doscientos treinta y tres millones de pesos! Cantidades que se repartirán grosso modo de la siguiente manera: 1,151 millones de pesos para el PAN, 1,130 millones de pesos para el PRI, 474 millones de pesos para el PRD, 456 millones de pesos al PT, 558 millones de pesos para el PVEM, 630 millones de pesos para el Movimiento Ciudadano, y 1,888 millones de pesos para Morena.

Estas cifras configuran uno de los sistemas electorales más caros del mundo y una aberración en un País cuyas carencias siguen siendo ingentes. Representan también una magnífica oportunidad para quienes han configurado minúsculos partidos políticos, más bien de membrete, que alcanzan financiamientos no pequeños sin mucha más chamba que mantener una membresía más o menos comprobable.

En este contexto la propuesta de reforma iniciaría con el cambio de nombre de INE a INEC, (Instituto Nacional Electoral y de Consultas), una nueva denominación, no desaparición. Se propone también, algo que muchos hemos añorado desde antiguo, reducir el tamaño de las legislaturas, la de diputados de 500 a 300, y la de senadores de 128 a 96.

Eso permitirá reducir los costos y lograr una mayor eficacia en los trabajos de las cámaras.

Se propone que el financiamiento a los partidos solamente se conceda para los tiempos de elecciones; más o menos un tercio de lo que reciben actualmente. Si se logra, se obtendría un ahorro que podría ascender a unos 4 mil millones de pesos anuales. No es poco.

También se propone que los consejeros del INEC y los magistrados del tribunal electoral sean elegidos por voto popular y reducir el número de consejeros de once a siete; eliminar los organismos electorales locales; disminuir a 30% los resultados en las consultas populares para que sean vinculantes y tratar de instaurar el voto electrónico en todo el País.

Se trata de modificaciones que parecen sensatas, algunas, como la reducción del financiamiento y del número de diputados y senadores son apremiantes.

Parece comprensible que algunos partidos defiendan sus finanzas actuales, pero resulta más urgente que se ordenen y ajusten un poco sus cinturones...

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