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El dique a punto de reventar

El muro que detiene la ola migratoria es la esperanza y la expectativa de que podrán ingresar a los Estados Unidos y pedir asilo

Con el anuncio de instalar tanques en la frontera por parte del Gobernador de Texas, estamos un paso más cerca de un enfrentamiento violento entre México y Estados Unidos debido al dramático incremento del flujo migratorio en los últimos dos años.

Muchos lectores me cuestionaron esta aseveración, ya que la historia de la frontera entre ambos países ha enfrentado crisis migratorias en el pasado en las últimas décadas.

Pero es importante subrayar que históricamente no se había vivido un momento donde floreciera un sentimiento tan antiinmigrante junto con una crisis humanitaria en la frontera, y un Gobierno estadounidense sin una política clara para afrontar el problema. Estados Unidos hasta recientemente tenía la capacidad de asimilar en una forma pacífica a la ola de migrantes.

Un periodo excepcional y vergonzoso para Estados Unidos fue el trato que se le dio a los ciudadanos y migrantes japoneses durante la Segunda Guerra, donde fueron enviados a campos de concentración simple y llanamente por su descendencia.

A través de las décadas había un acuerdo tácito de permitir cruzar el flujo ilegal de indocumentados, ya que Estados Unidos necesitaba la mano de obra y México necesitaba la válvula de escape. Yo me incluyo entre los analistas que pensamos que en los últimos 60 años no hubo una revuelta social en México, gracias a las opciones que encontraron millones de connacionales que tomaron la decisión de cruzar la frontera para buscar oportunidades y mejor la calidad de vida de ellos y sus familias. No fue en balde que, a finales de los noventa, el ex presidente Ernesto Zedillo, reconociendo la importancia que representaba la migración mexicana y el peligro que enfrentarían si no legalizaban su estancia en Estados Unidos, promovió la reforma constitucional permitiendo la doble nacionalidad. Algunos datos señalan que viven más de 5 millones de mexicanos sin documentos en Estados Unidos. Sin la posibilidad de tener la doble ciudadanía, seguramente este número sería muchísimo más alto, que tendría un fuerte impacto en todas las comunidades que dependen de las remesas de sus familiares que pudieron legalizar su estancia y trabajo en el país vecino. Y las remesas de millones de mexicanos son la fuente de ingresos que mantiene, por ahora, la gobernanza en México.

Y por décadas, estos flujos de mexicanos, legales e ilegales, fueron asimilados a la sociedad y a las necesidades laborales con relativamente pocos problemas. De hecho, los pronósticos eran que esta asimilación continuaría y eventualmente se buscaría legalizar a todos los migrantes debido a las necesidades laborales al ir envejeciendo la población estadounidense. De hecho, en el libro “Los próximos 100 años. Pronósticos para el siglo 21” escrito por George Friedman, aseguraba que para el 2015, Estados Unidos y otros países europeos tendrían que activamente reclutar a migrantes para suplir a la falta de trabajadores.

Pero Friedman no pudo anticipar la crisis migratoria proveniente de África, Siria y otras regiones en guerra o viviendo una crisis humanitaria, tendría un impacto en la política interna en la Unión Europea, encauzando movimientos y políticos antiinmigrantes. Hace una década era casi imposible anticipar el surgimiento de un personaje como Donald Trump, quien usa como fundamento un lenguaje antiinmigrante y antimexicano para asegurar su victoria electoral en el 2018.

Y para agravar el escenario político, aunque no hubo la “ola roja” que esperaban los republicanos como resultado de las elecciones intermedias en Estados Unidos, como se esperaba, por lo menos 44 legisladores electos apoyan las políticas de Donald Trump, incluyendo su posición antiinmigrante.

¿Cómo piensa Gregg Abott usar sus tanques? ¿Dispararles a las personas? Porque si justificación de poner tanques en la frontera es asustar a los migrantes para que no crucen a Texas, se equivoca. Con todo lo que han sufrido las personas que, enfrentando peligros y violencia inimaginable, por fin llegan a la frontera, seguramente los “tanques” y los soldados son literalmente una “piedrita” en el camino.

De hecho, actualmente lo que detiene a los miles de mexicanos, centroamericanos, cubanos, venezolanos, haitianos y personas de otras nacionalidades de no cruzar ilegalmente la frontera es la eventualidad de que cese la aplicación del Título 42 y puedan solicitar legalmente asilo en la Unión Americana.

El muro que detiene la ola migratoria es la esperanza y la expectativa de que podrán ingresar a los Estados Unidos y pedir asilo. Y están dispuestos a aguantar siempre y cuando siga viva esa esperanza. Pero en cualquier momento este dique se va a reventar. Y en ese momento se reescribirá la historia de la relación entre ambos países.

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