Meningitis en Durango
El mayor drama en el brote actual de Durango es que se trata de mujeres jóvenes con hijos pequeños...
Al momento de terminar la redacción de esta columna se informaba un saldo de 19 personas fallecidas, 18 de ellas mujeres, de entre 69 casos del reciente brote de meningitis en la ciudad de Durango. Originalmente los casos se publicaron como meningitis aséptica, pero en una declaración del subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell, publicada ayer, dijo: “Se trata de un brote de meningitis, ya no le llamamos aséptica, porque a lo largo de la investigación ya encontramos la causa; encontramos un agente infeccioso, encontramos un hongo microscópico que se llama Fusarium solani, que es la causa presunta de esta meningitis”.
Esta aclaración podría estar en controversia toda vez que por meningitis aséptica unos expertos entienden aquella causada por un virus (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades -CDC-) en tanto que otros la entienden como cualquier meningitis en la que el cultivo del líquido cefaloraquídeo del enfermo resulta negativo para bacteria (Biblioteca de Medicina de los Institutos Nacionales de Salud -NIH- que, al igual que los CDC, es una institución oficial norteamericana).
En fin, quizá lo de menos ahora sea la cuestión de términos, pues la verdadera importancia de la meningitis es que es la inflamación de las membranas que cubren y protegen nada menos que al cerebro y la médula espinal, y es mortal en no pocos casos y en otros deja secuelas permanentes de gravedad variable. Cuando se trata de meningitis ocasionada por hongos, la evolución más insidiosa y prolongada y el tratamiento pueden ser más complicados y de resultados tardíos.
El mayor drama en el brote actual de Durango es que se trata de mujeres jóvenes con hijos pequeños y que el asunto se ve agravado por la todavía vigente imprecisión de la causa y el mecanismo de contagio y, en caso de haberla, también del mecanismo de contaminación.
La voz popular y los medios oscilan entre reclamos de justicia, ya sea vía cárcel, cierres, retiro de licencias, etcétera, y la repartición apresurada de culpas; mientras tanto la desesperación y las exigencias populares vienen en aumento al grado que antier por la noche un grupo de reclamantes casi tira y penetra las rejas del sitio en el que se encontraría el Gobernador.
Hasta hoy hay cuatro hospitales privados involucrados que han sido cerrados por orden oficial aunque por motivo de “irregularidades” sin mayor especificación y el día de ayer se mencionó la posibilidad de que un hospital público de la región también pudiera estar implicado.
La causa primera podría ir desde la contaminación por algún microbio en el proceso de producción y envasado del medicamento, que va a la cabeza de las sospechas, la bupivacaína, anestésico frecuentemente utilizado para el bloqueo epidural en diversos procedimientos obstétricos, ginecológicos y de otro tipo, pero también otros factores como producción clandestina, utilización de instrumental contaminado, ya sea por mal proceso de esterilización o por reutilización de material restringido para uso en una sola ocasión, e incluso manipulación inadecuada por el personal sanitario del hospital.
En atención a todo esto las autoridades sanitarias están llevando a cabo procedimientos que necesariamente son minuciosos y en ocasiones prolongados, pues no debe haber errores que pudieran terminar en nuevos incidentes o en inculpar erróneamente a personas inocentes; este tipo de estudios siempre son laboriosos y muy delicados, obvio. En reciente entrevista del periodista Juan Carlos Zúñiga al doctor Sergio Morales García, comisionado estatal de Protección contra Riesgos Sanitarios de Sonora, éste mencionó que en la entidad se han resguardado lotes del citado producto en 38 sitios de manera que, de demostrarse cabalmente que el vehículo para el contagio es algún lote de bupivacaína, aquí podremos confiar en la seguridad del uso continuado de anestesia epidural. Esto no puede ser cuestión de sospechas sino de certeza científica y, sobre cualquier otro ánimo, prevalece el cuidado escrupuloso de las y los enfermos en tratamiento.
Médico cardiólogo por la UNAM. Maestría en Bioética.
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