Reinventarnos para un nuevo rol
...mi rol como líder ha de centrarse en mantener la conexión entre lo que hemos sido y lo que queremos ser, así como en asegurar la buena formación de mi sucesor.
¿Cómo descubrir y desempeñar nuevos roles durante procesos de cambio radical, como el de la sucesión?
Durante años hemos apoyado a muchos empresarios a manejar con efectividad y armonía la sucesión en sus grupos familiares. Siempre un tema determinante en esos procesos tiene que ver con la definición del rol que en cada etapa tienen que aprender a jugar tanto el sucesor como el líder saliente de la empresa. Frecuentemente esto representa un dilema complejo de resolver.
Ahora que estamos en nuestra firma en este proceso, la misma coyuntura se nos presenta. ¿Qué rol debo jugar yo ahora y cuál debe jugar mi sucesor? En esto hay múltiples opciones y opiniones con respecto a lo que yo he de hacer: Unos proponen que me enfoque a lo más estratégico, otros piensan que a las relaciones con clientes clave, otros más sugieren que a la innovación y a la construcción del futuro.
La verdad es que en esto no podemos generalizar. En nuestro caso, por ejemplo, el futuro se centra en nuestra propia transformación digital. Nuestro proyecto de largo plazo tiene que ver con la creación de una plataforma propia, la digitalización de procesos, el aseguramiento de la calidad por medios tecnológicos, la gestión informática del conocimiento y la inteligencia artificial.
Pues resulta que todas esas cosas las entiendo bien desde arriba, pero implementarlas a detalle no tengo ni idea de cómo hacerlas. Mi rol no puede centrarse en eso, porque ahí no es donde agrego más valor.
Estoy convencido que en nuestro proceso de sucesión, y en el de cualquiera, mi rol como líder ha de centrarse en mantener la conexión entre lo que hemos sido y lo que queremos ser, así como en asegurar la buena formación de mi sucesor.
Esta conexión entre nuestro pasado y nuestro futuro podemos desglosarla en dos grandes campos. Primero en la definición de nuestra razón de ser como firma. Como líder de Dueñez en mi empresa eso sí que lo domino bien: Ayudar a redefinir productos, mercados, valores organizacionales, identidad corporativa, etcétera.
También esa conexión se traduce en cuidar que nuestra transformación no sea violenta en términos financieros, vigilando que los ingresos del negocio “viejo” sean suficientes para garantizar la salud financiera y el costo de aprendizaje del negocio “nuevo”.
Aquí es dónde es crucial concentrarme en lo que yo sé hacer, en lo que me gusta, en donde sé aportar más. Resulta claro que en lo que destaco es, por un lado, en mi capacidad de transformar la visión de los empresarios, vendiendo y operando nuestros servicios de consultoría, y por otro lado, en hablar y escribir sobre temas de Dueñez Empresaria. ¡En eso tengo que concentrarme! Manejar gente, gestionar las finanzas, desarrollar sistemas, administrar recursos y dirigir las operaciones no es mi fuerte. Pues ya está, eso tampoco debo hacerlo yo.
Esto es parecido al proceso de redescubrimiento de nuestra vocación. Algunos empresarios han hecho las mismas actividades durante tantos años, que al momento de enfrentar un cambio de sucesión, de transformación o de creación de un nuevo negocio, cuando les corresponde reubicarse en nuevos roles, no tienen la apertura y flexibilidad para volver a reinventarse.
Reinventarnos no significa cambiar de personalidad, de talentos, o de forma de ser, no. En el fondo es un proceso de redescubrimiento de fortalezas, algunas que ya hemos explotado, y otras que ni sabíamos que teníamos.
Reinventarse significa extraer, del arsenal que traemos por dentro, destrezas subutilizadas para aplicarlas en nuevas áreas del quehacer empresarial. Esto puede implicar adquirir otros conocimientos y desarrollar distintas competencias que demande esa área nueva, pero sabemos que partimos de la misma persona, con sus rasgos únicos, que somos nosotros mismos.
A final de cuentas cambiar de rol o de actividad, puede exigir cambios importantes en nuestra vida, pero lo más relevante es que todo lo nuevo que hagamos sea aplicando en ello lo mejor de nosotros mismos, lo mejor de nuestra propia esencia. Reinventarnos es reconstruir nuestro personaje con lo mejor que podamos sacar del personaje anterior.