Gobernando la innovación
No existe organización innovadora sin una Dueñez que se comprometa con hacerla realidad
No existe organización innovadora sin una Dueñez que se comprometa con hacerla realidad.
Siempre hemos promovido los programas de innovación en las empresas familiares. Ahora manejamos un Máster en Innovación y Emprendimiento en la Empresa Familiar con Euncet Business School de la Universidad Politécnica de Cataluña.
La relación entre los procesos de innovación y la gestión del valor es evidente y no necesita explicación. El tema es cómo integrar ambas cosas.
Infinidad de ocasiones hemos escuchado la postura de empresarios que dicen que están en periodo de consolidación, que no tienen cabeza ni gente para dedicarse a la innovación. Siempre que escucho eso me sorprende la falta de visión de quienes suponen que el éxito presente puede continuar sin procesos de permanente renovación.
El emprendedor innova por naturaleza creando nuevos productos y servicios. El dueño aprovecha esas innovaciones para integrarlas en fórmulas de negocio exitosas. La eficacia de esas fórmulas sólo se mide por el valor que crean de manera sustentable.
¿Qué le decimos a los empresarios que le sacan la vuelta a la innovación?, ¿cómo hacerles ver que además de consolidar, profesionalizar e institucionalizar, necesitan continuar reinventando los caminos de generar valor en el mercado?
La innovación no es tema exclusivo de emprendedores, no es sólo para llevarla a cabo cuando surgen crisis de mercado, ideas novedosas o cambios tecnológicos. Hoy es un asunto que no podemos evitar ni postergar.
Para innovar, a veces hay que construir condiciones de desequilibrio con respecto a la situación consolidada. Es decir, la innovación puede requerir poner en juego el equilibrio de la consolidación.
El maestro Peter Drucker llegó a decir: “Se puede consolidar sólo lo validado. Pero para crear el futuro siempre se requerirá ir más allá de lo que se ha hecho”.
Promover la innovación en ocasiones implica poner en riesgo el futuro del sistema de creación de valor de la empresa; es por ello por lo que la responsabilidad de su gobierno tiene que llegar hasta las esferas del dueño. ¿Y qué significa gobernar el proceso de innovación?
En un periodo tan incierto y complejo como éste, el riesgo de fracaso es constante. Sin peligro de fracasar no existe innovación. Hay desarrollos y actividades que pueden repetirse de forma metódica para hacerlo más efectivo.
¿Qué tenemos que gobernar los dueños en la innovación? Podemos decir que hay cuatro fases en este proceso innovador que el dueño puede guiar.
Primero: Monitorear el entorno competitivo cercano y remoto en donde puedan presentarse oportunidades para la compañía. En esta labor pueden participar todos los miembros de la empresa. Toca crear las estructuras y metodologías para hacerlo de forma sistemática.
Segundo: Generar y seleccionar las oportunidades de innovación. Es vital construir los sistemas de ideación de propuestas. Buscamos que emerjan muchas y se procesen metódicamente. Pero ni la más poderosa organización cuenta con recursos ilimitados. No se le puede apostar a todo. La clave, una vez más, se encuentra en la concentración de campos de búsqueda bien definidos.
Tercero: Asignar recursos a las alternativas elegidas. Ésta es la parte que más Dueñez exige. Dotar de los elementos requeridos para que una nueva aventura prospere necesita tener muy claro los riesgos, los tiempos y, sobre todo, los beneficios involucrados en el proyecto.
Cuarto: Implementar la innovación. Dar seguimiento a las distintas etapas de concepción, análisis, planeación y lanzamiento de nuevos negocios, productos o servicios pide del dueño su exigencia y compromiso cabal. La tibieza en la puesta en marcha de los programas innovadores puede determinar su éxito o fracaso.
Podríamos añadir una quinta fase, que consiste en revisar y aprender para mejorar todo el sistema. Periódicamente conviene revisar como se están manejando estas cuatro fases para ir optimizando su gestión.
Es el rol de dueño quien responde porque la empresa se mantenga al ritmo del cambio en el entorno. La innovación es una de sus grandes aliadas, tal vez su pieza clave. No la dejemos suelta, gobernémosla.
Carlos A. Dumois es presidente y socio fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.
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