Cascabel
La velocidad con la que México ha transitado de una fallida gestión a un Estado fallido es sorprendente.
¿En qué momento perdimos la capacidad de indignación en este País?
Me niego a la normalización de lo aberrante: Violencia, militarización, corrupción, mentiras, polarización, rapiña, nepotismo, etc.
La velocidad con la que México ha transitado de una fallida gestión a un Estado fallido es sorprendente. Los eventos llegan con una fuerza e intensidad cual olas de un mar bravío donde no alcanzamos a digerir la magnitud y gravedad de lo sucedido cuando ya llegó otra ola y nos golpea. Migrantes muertos, policías asesinados, bebé muerto en un bote de basura, mujeres asesinadas, desaparecidos, etcétera, un largo y triste etcétera.
Sí, estoy indignado ante lo que sucede.
En el mundo de fantasía del Presidente y gobernadores encuentro negación, evasión y delirios de persecución. Todo lo adverso que sucede es un complot contra ellos sin reflexionar que la causa de la causa son ellos mismos. Encuentro además indiferencia, insolencia, ignorancia, incapacidad y la práctica de rodearse de inútiles aduladores. La afrenta pública de, ante la evidencia, mentir y evadir la realidad que sigue costando vidas día tras día.
El penoso espectáculo en el Senado para proteger a los secretarios de Gobernación y Relaciones Exteriores desnuda la decadencia de un régimen donde la vida y la muerte pasan a segundo plano para dar prioridad a ambiciones. La lista de víctimas de omisiones en el deber crece al mismo ritmo que las ambiciones y sueños de perpetuarse en el poder de quienes hoy gobiernan. El servicio público convertido en espectáculo, en la realidad buscan el poder y enriquecerse a costa de todos.
Mentira como política de Estado en su máxima expresión, al igual que al pastorcillo mentiroso de Esopo cuando por fin declaren algo verdadero, nadie les va a creer. El 30 de marzo López Obrador declaró: “¿Cómo lo estamos haciendo para financiar el desarrollo? No permitiendo la corrupción porque era mucho el dinero que se iba por el caño de la corrupción, es el principal problema, era el principal problema. Entonces, esto nos permite tener una deuda pública controlada, no hemos solicitado deuda adicional”. La evidencia sobre corrupción, asignación de contratos sin licitación, empresas fantasmas, riqueza muy explicable y despilfarro, supera el nivel de otros gobiernos. La afirmación de no hemos solicitado deuda adicional contradice los datos que Hacienda propala. La deuda en 2022 creció en 1,260.9 miles de millones de pesos y para 2023 se estima adquirir nueva deuda por 1,291.1 mmdp, para finales de 2023 será de 15,447.5 mmdp.
Esta semana se presentaron los Pre-Criterios Generales de Política Económica para 2024, destaca la estimación de un crecimiento real de 3.0%, una tasa nominal promedio de Cetes de 9.7%, inflación anual de 4.0% y un déficit de cuenta corriente de 0.7% del PIB. Por lo que corresponde a necesidades financieras estiman que en 2024 se tendrán que endeudar 1,053.8 mmdp para terminar el 2024 con deuda de 16.4 billones de pesos.
Destaca el capítulo II relativo a “México y su integración con America del Norte” el potencial de desarrollo derivado de near shoring y el Plan Sonora como detonante del crecimiento. Sobre este último se plasman generalidades sin contener acciones puntuales mas allá de la primera etapa de una costosa y opaca planta fotovoltaica en Puerto Peñasco que a su conclusión tendrá una capacidad de generación de 1 GW. Afirmando a la vez que “La generación de energía eléctrica con tecnología fotovoltaica abre la puerta a que esta sea almacenada mediante su transformación a hidrógeno verde”. Sobre litio reitera el potencial existente sin más detalles. Concluyendo sin articular como que: “Se traducirá en la creación de empleos de mayor calidad y mejor remunerados, así como un incremento en la actividad económica de la región a través de mayores inversiones nacionales y extranjeras”.
Dentro de los programas prioritarios 2023 y 2024 no se encuentra despliegue de recursos para implementar las intenciones plasmadas sin modificar la política de Estado propietario. Sólo mediante inversión privada podría lograrse y para ello el Gobierno tendría que garantizar cumplir con la normatividad y tratados internacionales que a la fecha no ha querido respetar.
Ovidio, poeta Romano del primer siglo a.C. recoge la historia de la mitología griega de Narciso un joven apuesto, vanidoso, orgulloso e insensible que sólo sabía quererse a sí mismo. Ovidio nos narra como Eco, una ninfa, de cuya boca salían las palabras más bellas fue castigada por Hera quitándole la voz y la maldijo para que sólo pudiese articular la última palabra lo que escuchaba. La trágica historia de Eco que al verse repudiada por Narciso desaparece dejando sólo su voz y el castigo de Némesis a Narciso de sólo enamorarse de su propio reflejo, quien al verse reflejado en un lago se acercó tanto que cayó finalmente al agua y murió ahogado.
La historia moralizante de hace siglos adaptada al México de hoy es pertinente, fácilmente podemos identificar a los “Narcisos” de la vida pública que su ego y orgullo les impide empatizar con los demás. A ellos les serviría reflexionar el destino de Narciso que fue condenando a pasar el resto de la eternidad en el inframundo, atormentado por su soberbia y vanidad.