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Cascabel

El calendario legal indica que en septiembre inicia el proceso electoral.

Una vez confirmada la improcedencia de la reforma electoral impulsada desde el poder para imponer reglas electorales a modo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación da certeza sobre las reglas aplicables a la elección de 2024. El calendario legal indica que en septiembre inicia el proceso electoral. Legalidad impunemente ignorada por quienes hoy recorren el País bajo el peyorativo remoquete de corcholatas en busca de ser ungidos defensores de la autodenominada “Cuarta Transformación”. Simulación rampante bajo la premisa de que “el fin justifica los medios”, “antes también se hacía así” y otras formas de racionalizar el ilícito proceder. Coincido sobre lo absurdo de las leyes electorales que prohíben y limitan no sólo a aspirantes, sino también a ciudadanos a quienes nos hacen observadores pasivos de la farsa e ilegalidad de los procesos de selección de candidatos. No obstante el absurdo, la ley es la ley y debe de acatarse, quien acepta violar la ley, para acceder al poder, seguramente lo seguirá haciendo al protestar el cargo. El evidente despliegue de recursos y opacidad de sus orígenes en esta primera semana de campañas desde el oficialismo, por decirlo amablemente, es pornográfico.

Las renuncias y acomodos de la burocracia dorada en todo México con políticos versátiles que saltan de cartera, para ser perfilados o postulados como candidatos, en muchos casos habiendo fracasado en su encomienda, están al orden del día. La crisis de una administración fallida sin duda alguna continuará y agravará ante las inevitables curvas de aprendizaje. No deja de sorprenderme que la marca de la casa a nivel federal y estatal sigue siendo el designar colaboradores que “no le hagan sombra al jefe”, el síndrome de Gulliver tan propio de la clase política donde el líder para aparentar ser gigante, se rodea de enanos. Doris Kearns Goodwin en su gran libro sobre Abraham Lincoln narra que para integrar su gabinete seleccionó a tres de sus grandes rivales por la candidatura del Partido Republicano para los puestos de secretario de Estado, Tesoro y procurador, fomentando un debate franco que le permitió enfrentar con éxito los retos de gobernar un país dividido.

La premisa de que una vez terminadas las campañas y declarado un ganador, este al asumir el Gobierno lo hace para todos, ignorada en los gobiernos de Morena, la perpetua campaña de contraste y polarización tan efectiva para ganar, ha resultado desastrosa al hora de gobernar. La corrupción como síntoma de lo podrido de las administraciones a reemplazar continúa igual que antes, sigue siendo un lastre en crecimiento económico, cuesta vidas generando frustración y desesperanza.

México necesita crecimiento económico en gran escala, los resultados en estos cinco años son nulos. La oferta al inicio de esta administración reiterada en una de las múltiples declaraciones de fin de la pandemia de crecer al 5% en 2022, 2023 y 2024 no se va a lograr, la economía en términos reales al final de esta administración no habrá crecido. Se corre el riesgo de perder la oportunidad de “nearshoring”, al igual que se perdió la oportunidad del “bono generacional”.

A las limitantes por seguridad, infraestructura, reglamentación, corrupción, justicia, sistema educativo hay que sumar electricidad. La Inversión Extranjera Directa ascendió a 18,635.7 mdd en los primeros tres meses de 2023, un decremento de 4.08% respecto a 2022. La IED se concentró en Ciudad de México (37.77%), Nuevo León (12.51%), Jalisco (6.33%), Puebla (4.94%) y Estado de México (4.78%). Nuevas inversiones sólo representaron 5% de la IED, reinversión de utilidades 89.64% y cuentas entre compañías 5.36%. Los esfuerzos desde la iniciativa privada no están siendo acompañados por el Gobierno federal y estatales cuya prioridad es intrigar y acudir a tertulias palaciegas ante las recurrentes convocatorias del Presidente y partido.

Me niego a asumir que estamos condenados a continuar en este camino, el estado de ánimo de resignación que nos ofrecen quienes buscan la continuidad es inaceptable. Ofrecen como visión de futuro continuar con un estado de excepción donde: Más del 80% del territorio nacional está controlado por criminales, hay más de 80 homicidios diarios, la pobreza aumenta, el sistema de salud está colapsado, educación deficiente, justicia selectiva, los padres temen sobre la seguridad y futuro de sus hijos.

De igual forma me niego a aspirar regresar a un modelo de gestión pública que ofrecen quienes habiendo tenido la oportunidad al fin de la dictadura perfecta dilapidaron el bono democrático en la hoguera de las vanidades y ambiciones.

Me gustaría que quienes suspiran articulen para qué quieren poder, si realmente están buscando ser servidores públicos o sólo buscan como muchos de los actuales gobernantes hacerse de la hacienda pública para fines propios y dinásticos.

El ostracismo de la antigua Atenas sería una medida efectiva a aplicar a quienes buscan dividir, confrontar, corromper y envilecer la conversación pública como medio de ganar elecciones. Podrán ganar más no gobernar.

Quienes integramos la sociedad civil con toda su pluralidad y expresiones no debemos de caer de rehenes ante un puñado de vulgares mercaderes que se hacen pasar por políticos. Sostengo que está en nuestras manos el cambiar el rumbo para lo cual va a ser necesario participar.

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