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Foco LED, todo un tema

¿Qué relevancia tiene la llegada y popularización del foco LED? El asunto LED es hoy todo un tema.

El foco incandescente va de salida cediéndole el paso al foco LED; ni hablar. Es una especie de nostálgica despedida a Tomás A. Edison, inventor de tantos artefactos, entre ellos -en 1879- el foco eléctrico incandescente, ese pequeño globo de vidrio con un filamento de alambre que al pasar por él la corriente eléctrica lo calienta a grado tal que lo hace brillar intensamente y que nos dio luz en el hogar y en las calles a la mayoría de los habitantes del mundo nacidos el siglo pasado y primeros años del actual.

Pero la tecnología, esa imparable dama que más allá que estar de moda nos hace en buena medida –pero no siempre- la vida más larga, más saludable y más confortable, nos ha traído ahora un nuevo artefacto, la lámpara LED, que al igual que el foco tradicional o “incandescente” nos provee de luz a partir de electricidad pero ahora emitida por diodos: Ánodo en un extremo, cátodo en el otro.

Más allá de lo técnico, el asunto es que el foco LED ilumina muy bien, consume notablemente menos energía, dura mucho más y calienta menos su entorno que la bombilla tradicional (en la foto adjunta, el foco LED a la derecha).

¿Qué relevancia tiene la llegada y popularización del foco LED? El asunto LED es hoy todo un tema.

¿Por qué en los Estados Unidos se habrá decretado oficialmente la prohibición de la venta del foco incandescente a partir del día primero de este mes? Además, se avecina allá la restricción para el foco fluorescente, ese que viene con un tubo opaco en espiral o como un tubo lineal.

El foco LED representa ya un ahorro en facturación de energía eléctrica a los consumidores en la unión americana del orden de tres mil millones de dólares por año y por algo será que durante el primer cuatrimestre del año pasado las ventas de focos tradicionales representaron solo el 20% del total.

Se ha comparado el mayor rendimiento del foco LED contra el foco tradicional con el de cambiar un automóvil que da 11 kilómetros por litro de gasolina por otro que da 130: Doce veces más. Además, la vida útil del foco LED actual es 25 a 50 veces mayor que la del foco incandescente. Por otra parte, el foco tradicional disipa más calor que a su vez eleva la temperatura del entorno, lo que podría representar un aumento significativo del consumo de energía eléctrica por parte de los equipos para ventilación y enfriamiento doméstico en tiempos y sitios de altas temperaturas y, sobre todo, considerar que los segmentos de menor ingreso de la población son los que mayor proporción de su ingreso gastan en pagos por los servicios públicos de manera que la reducción del consumo de energía para mantener los hogares iluminados y con razonable temperatura es a ellos a quien más beneficia.

A todo esto se añade que la suma del consumo de energía eléctrica de todo un País incide en elevar el calentamiento y a la contaminación ambiental con toda la estela de riesgos actuales y próximos que esto implica.

Pero ¿qué hay en otras latitudes? Pues resulta que lo de Estados Unidos no es ninguna novedad: La Unión Europea le lleva más de 10 años en este asunto, toda vez que desde 2012 instruyó a sus países miembros sobre la despedida al foco tradicional y hace dos años advirtió que para septiembre de este 2023 ocurrirá lo mismo con el foco fluorescente, pues aunque es verdad que éste da mejor costo-beneficio que el foco tradicional, también es cierto que no se compara con el costo-beneficio de la luz LED.

Y, por favor, no nos demos un balazo en el pie; no es un tema de partido en el poder: El Gobierno estadounidense comenzó con el tema LED en 2007 a instancias del republicano George W. Bush, y la tendencia continuó hasta que hoy el demócrata Joe Biden consumó totalmente este cambio. Quizás en otro país los gobiernos de diferente partido hubieran tirado a la basura la tecno LED por haber sido iniciada por un Gobierno de otro partido. Esta perniciosa política del “serrucho”, un poco para adelante, otro poco para atrás, conduce necesariamente a un promedio aritmético: El estancamiento.

Médico cardiólogo por la UNAM. Maestría en Bioética.

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