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Las estrellas se alinearon con Claudia Sheinbaum

Claudia Sheinbaum será candidata de Morena a la Presidencia y con alta probabilidad la primera mujer en gobernar el País.

Claudia Sheinbaum será candidata de Morena a la Presidencia y con alta probabilidad la primera mujer en gobernar el País. Lo sugería el universo de encuestadoras serias, mismas que para la elección general registran una ventaja promedio de 20-30 puntos de la ex jefa de Gobierno sobre Xóchitl Gálvez, aunque Parametría (30/08-03/09) eleva la distancia entre ambas a más de 50 puntos. Como ocurrió en 2012 y especialmente en 2018, hay favorito indiscutible para ganar con comodidad.

Existen motivos de peso para tomar esta ventaja como irreversible. El más sólido es que Morena roba en intención de voto partidista. Casi todas las encuestadoras dan un rango de 60 a 65 puntos efectivos. La reducción a la pobreza y una economía fuerte que hereda AMLO será un respaldo medular. En cambio, Gálvez estará condicionada por el elevado rechazo al PRI y al PAN. Apenas el viernes, las redes sociales la vapulearon por reunirse con el ala jurásica del PRI -Chuayffet, Labastida y Figueroa, entre otros.

Un segundo factor que juega contra Gálvez es la irrupción del productor Eduardo Verástegui como candidato independiente. Xóchitl intentó posicionar sin mucho éxito una faceta de “outsider” poco creíble siendo hoy senadora y contratista de Gobierno y antes delegada, candidata a gobernadora y ex funcionaria foxista. Llega ahora un auténtico ultraconservador, católico, bien-vestido y capitalista que suele agradar al panista persignado. Le robará votos a una candidata cuyos modos, modales y mensajes fastidian a yunquistas y cristeros trasnochados. Verástegui intentará capitalizar que la misma encuesta de Parametría situó en 7% la intención genérica de voto a un independiente, no muy alejado del 5.2% que obtuvo el “Bronco” en el 2018. Y si agregamos a Marcelo Ebrard o MC (¿Samuel García?) en la boleta, el relato de Gálvez estaría fulminado y la elección casi resuelta.

Los contrastes entre las candidatas juegan también a favor de Sheinbaum. Ganó en las dos elecciones a las que se presentó: Tlalpan (2015) y la CDMX (2018); Gálvez sólo se impuso en la Miguel Hidalgo (2015) y perdió la gubernatura de Hidalgo (2010) y el Senado CDMX (2018). Redujo el homicidio doloso y otros delitos de alto impacto en la capital; Gálvez tuvo que enfrentar una ola de inseguridad como jefa delegacional y respondió con improvisación (caso Periscope). Es sobria y diseña y ejecuta política pública; Gálvez improvisa y abusa de la estridencia. Dominó y contuvo el circo Carpinteyro en los debates del 2018 en la CDMX; Gálvez leyó y tropezó seguido frente a una Beatriz Paredes que la opacó en los foros.

Los constantes desaciertos de Xóchitl Gálvez ya prendieron las alarmas del Frente Amplio. Ya si Carlos Loret de Mola escribe que (Gálvez) “necesita alineación y balanceo”, pinta mal. El error estratégico fundamental de la candidata frentista es haber apostado su resto a una típica campaña de regreso al pasado, prometiendo eliminar las conferencias mañaneras, regresar a vivir a los Pinos -¿a la “casita” (mansión) de la Gaviota o de Martha Sahagún?-, privatizar Pemex y retomar algunas políticas de seguridad de Calderón. No parece haber entendido el contundente mensaje de las urnas en 2018 y desestima la alta aprobación presidencial.

Todo considerado, la elección del 2024 podría resolverse temprano para Morena. Del 39% que sumaron Anaya y Meade en 2018, varios puntos porcentuales fueron absorbidos por Morena o de plano por el apartidismo que rechaza una alianza sin resultados electorales ni proyecto programático que ilusione. Juega también en contra del Frente que ahora ni MC estará con el PAN ni el Verde con el PRI.

Se cosecha lo sembrado. Xóchitl Gálvez acotó su espacio de crecimiento al representar el desgaste del PRI-PAN y atacar a un Presidente popular. Claudia Sheinbaum encarna la continuidad de un proyecto que de momento supera el legado neoliberal de pobreza desatendida, corrupción sistémica y pólvora regada. Algunos optarán por el negacionismo. Allá ellos. Quien tenga ojos para ver, que vea.

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