Desincentivar el reclutamiento del crimen organizado
La prestigiosa revista Science publicó el 21 de septiembre un extraordinario artículo: “Reducir el reclutamiento de los cárteles es la única manera de reducir la violencia en México”.
Ah cómo se extraña a Alejandro Hope quien falleció en abril pasado. Era uno de los mejores expertos en seguridad pública de México. Siempre estaba pensando en soluciones para atacar el cáncer de la violencia que, desde ya hace varios años, aqueja a nuestro País. Post mortem, Alejandro nos ha enviado una nueva propuesta que vale la pena revisar.
La prestigiosa revista Science publicó el 21 de septiembre un extraordinario artículo: “Reducir el reclutamiento de los cárteles es la única manera de reducir la violencia en México”. Sus autores son Hope y los académicos Rafael Prieto Curiel y Gian María Campedelli (el ensayo completo puede verse aquí: https://www.science.org/doi/10.1126/science.adh2888).
El artículo causó sensación de inmediato en las redes sociales por el hallazgo de que el crimen organizado era el quinto empleador más grande de todo México. Se trata, desde luego, de una nota explosiva. Sin embargo, ni es cierta ni es la conclusión principal del ensayo.
Ante la falta de información básica sobre el tamaño del crimen organizado en México, los autores realizaron un primer intento de “cuantificar matemáticamente el tamaño de la población de los cárteles en México”. Para tal efecto, realizaron un sofisticado trabajo de simulaciones matemáticas y estadísticas con metodologías de punta.
Esto es lo que estimaron:
“Que la población de los cárteles contaba entre 160 mil y 185 mil unidades para 2022 y que, durante el periodo 2012 a 2022, 285 mil personas actuaron como miembros del cártel. Dadas estas cifras, mostramos que en 2022, los cárteles necesitaban reclutar entre 350 y 370 unidades por semana para evitar el colapso como resultado de los efectos conjuntos del conflicto [peleas entre cárteles], incapacitación [detenciones y encarcelamientos de miembros de los cárteles] y saturación [abandono del personal]”.
En el ensayo aparece una gráfica que demuestra cómo los 175 mil empleados del crimen organizado son equivalentes al quinto empleador del País, solo por debajo de Femsa, Walmart, Manpower y América Móvil. Sin embargo, esos mismos 175 mil están por arriba de Oxxo, Bimbo, Pemex, Coppel, Grupo Salinas y Adecco.
Muchos se fueron con la finta porque, en realidad, esta gráfica está comparando peras con manzanas. Por un lado están empresas y, por el otro, la suma de empleados de toda una actividad económica, es decir, la que realizan el conjunto de los cárteles que operan todo tipo de negocios ilegales. Si sumáramos la totalidad de los que conforman la industria de tiendas de conveniencia (Oxxo, 7-Eleven, Circle K, Extra, Super Q, etcétera), y no solo a Oxxo, seguramente tendría más empleados que los cárteles.
Los propios autores reconocen que los 175 mil empleados son de muchos empleadores. El Cartel Jalisco Nueva Generación emplea al 17.9%, Sinaloa al 8.9%, la Nueva Familia Michoacana 6.2%, Noreste 4.5% y Unión Tepito 3.5%; el 59% restante corresponde a decenas de pequeños grupos delincuenciales locales.
“Los 10 cárteles más grandes de México tienen más del 50% de los afiliados activos en el País, pero el conflicto entre ellos sólo produce el 15% de las fatalidades. La mayoría de los cárteles son pequeñas organizaciones locales que desempeñan un papel fundamental en la creación de violencia en el País y, a menudo, se convierten en objetivos de organizaciones más poderosas. […] Estimamos que más de la mitad de las víctimas del País se deben a la lucha entre los 140 cárteles más pequeños y los 10 más grandes”.
Aunque este cálculo es oro puro, no es la conclusión más relevante para los autores. La importante es la siguiente:
“Evaluamos la efectividad de dos escenarios principales para frenar la violencia de los cárteles: Preventivo (destinado a prevenir el reclutamiento) y reactivo (diseñado para aumentar la incapacitación a través del encarcelamiento). Si se duplican los niveles actuales de incapacitación, se contenerá cierta violencia, pero aún así esperaríamos un aumento en las víctimas semanales. Por el contrario, reducir el reclutamiento a la mitad conduce a una disminución de los homicidios del 25%”.
Ergo, si lo que queremos es reducir la violencia en México, lo que requerimos es desincentivar el reclutamiento de las organizaciones criminales.
¿Cómo?
Los autores reconocen que este asunto de políticas públicas va más allá del objetivo de este artículo. Sin embargo, de refilón, hablan de “ofrecer oportunidades educativas y profesionales que superen los beneficios a corto plazo que ofrecen los cárteles”.
Donde estés, querido Alejandro, muchas gracias por este nuevo y magnífico ensayo. A ver si el próximo Gobierno sí te hace caso.
Leo Zuckermann
X: @leozuckermann
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