El Premio Nacional de Salud y su afán de servir al bien común
El 7 de agosto del 2013 se organizó por primera ocasión el Premio Nacional de Salud cuyo presidente y fundador es el licenciado Óscar David Hernández.
Entrevistando a varios enfermeros, me comentaban que sienten gran satisfacción de poder acompañar a los enfermos, de conocerlos y, en muchos casos, de brindarles alegría, ayuda, incluso hasta el momento mismo de su muerte.
Este trabajo no se hace como mera rutina, sino por amor y deseo que sientan la fraternidad; que alguien esté cerca de ellos auxiliándoles y que sientan una mano amiga.
Uno de ellos afirmaba: “Que su joven abuelo le decía que de las personas ancianas, sin duda, aprendíamos más de la historia ‘viva’ que de los libros, dejando un recuerdo imborrable”.
Una enfermera reflexionaba en voz alta, decía que: “Se sentía muy agradecida que sus pacientes le permitieran entrar en sus vidas para poder ayudarles en múltiples aspectos y aplicarles sus medicamentos oportunamente”.
No cualquiera puede ser enfermero -mencionaba otro más- se requiere de fuerza física y mental, inteligencia, verdadera compasión por los demás y mucho amor al cuidar a los enfermos con pasión y hacerles el bien, sin importar lo exhausto que se esté ese día. Y continuaba narrando: “Ellos no llenan de fuerza y optimismo al saber que están bien tanto emocionalmente como de salud”.
El 22 de mayo de 2019 se entregaron los Premios Nacional de Salud en el Teatro de la Facultad de Medicina de la Universidad La Salle en la Ciudad de México. Los ganadores fueron, por categoría persona, doctor Horacio Merchant Larios. En segundo lugar, la Organización Civil, Federación de Hemofilia de la República Mexicana A. C. En tercer lugar, trabajos realizados a favor de la niñez, La Casa de la Amistad para Niños con Cáncer, I.A.P. y, en cuarto lugar, dentro del sector público: Hospital de Pediatría C.M.N. Siglo XXI.
Todos fuimos testigos de los actos heroicos que realizaron tanto médicos como enfermeras. Por ejemplo, en un pabellón donde se alojaban enfermos de Covid entraron para atenderlos -debidamente protegidos con los EPI que pueden incluir delantales, batas o monos (de una sola pieza), que pueden resultar incómodos y existe la posibilidad que los trabajadores de la salud se contaminen al quitárselos.
Tenemos información que en este esfuerzo por salvar enfermos de Covid, murieron decenas de médicos y enfermeras en diversas clínicas y hospitales en todo el País.
Tengo muy grabado en mi mente el caso de un grupo de galenos y enfermeras que al ingresar a ese pabellón, varios periodistas les preguntaron si eran conscientes del riesgo que corrían: Que podrían contagiarse o morir.
Ellos respondieron que estaban cumpliendo con su deber, y que si morían en su intento, era para salvar vidas humanas. Ya que su labor era precisamente esa: Dar la vida por los enfermos -si era necesario- y si resultaban contagiados o fallecían sería ennoblecer su vocación y dejar como herencia un buen ejemplo. Por ello, afirmaron que no tenían miedo a la muerte.
¿Cuál es la misión del médico o enfermera? Prestar servicios de salud y dar atención no sólo a personas con enfermedad sino también a otros aspectos físicos y síquicos que producen bienestar.
La Comunicadora Diana Servín ha prestado grandes servicios y ayuda dentro del Premio Nacional de Salud, con su oratoria, cultura y amplia experiencia en materia de medios de comunicación.
En 2022, se realizó la ceremonia del Premio Nacional de Salud y se reconoció la labor del Centro Mexicano Alzheimer (categoría Organización Civil). Mérito: Por ser pionero en ofrecer terapias no farmacológicas. En línea, a personas con demencia y a sus familiares y cuidadores. Habiendo organizado más de 7,000 sesiones en línea desde marzo del 2020 a la fecha.
Las terapias no farmacológicas son intervenciones no químicas. Teóricamente sustentadas, focalizadas y replicables sobre los pacientes, enfocándose en tres aspectos: Estimulación cognitiva, terapia física y terapias complementarias.
El objetivo del Premio Nacional de Salud es reconocer a las personas y organizaciones que generan un valor agregado a la salud de la Sociedad Mexicana. Desde la atención médica, investigación, academia, empresa, sector público y organizaciones de la sociedad civil.
Con la característica que siempre en sus actos les rige la honorabilidad para llevar un poco de alegría, reconocimiento, consuelo, empatía, a quienes trabajan por mejorar la salud en la Nación mexicana.
Ese anhelo que todos tenemos de ayudar y hacer felices a los demás, tanto en sus necesidades materiales como en su salud, este Premio -sin duda- llena de motivación, esperanza e impulsa por mejorar cada día más a los mismos bienhechores. Y ese buen ejemplo contribuye a que se concreten nuevas iniciativas en servicio de los demás y que trabajen, en definitiva, por el bien común de la sociedad.