El Imparcial / Columnas / Columna México

El papa Francisco y los casos de posesión diabólica

Ante el aumento de los poseídos por el demonio, Francisco dio la orden de aumentar notablemente el número de sacerdotes exorcistas, para que se distribuyeran por los cinco continentes.

Se llama postrimerías a las cuatro últimas etapas por las que ha de pasar el ser humano: Muerte, juicio personal de Dios, infierno y cielo y que se recuerdan en este mes de noviembre.

Pero me gustaría centrarme en los casos de posesión diabólica que ha narrado el papa Francisco. Nunca como antes, he presenciado que un Santo Padre de 86 años, desde su toma de posesión a la actualidad (10 años), haya advertido tanto sobre la presencia real de satanás y el infierno.

Una primera idea en que ha insistido mucho es que satanás no es un concepto abstracto o difuso sino una “persona”. Y que con el demonio no se debe dialogar. Porque si un individuo comienza a buscar la comunicación con satanás “está perdido”, porque es mucho más inteligente que cada uno de nosotros.

Y si se comete el error de pedirle favores, puede ser que los conceda, pero el precio es muy alto “porque te rodea, te rodea, te hace dar vueltas la cabeza y estás perdido (o confundido), porque lo que quiere es tu alma para llevársela al infierno”.

Todo católico debe cortar radicalmente con el demonio porque es muy sutil, imperceptible en sus ataques, y nos hace imaginar que lo malo no lo es tanto y que lo bueno no vale la pena hacerlo porque pareceremos “viejas beatas”.

Esto lo describe magistralmente el escritor inglés C. S. Lewis en su célebre libro “Cartas del diablo a su sobrino”.

Este Papa, en 1969 fue ordenado sacerdote. Se le conoce como monseñor Jorge Mario Bergoglio de 1973 a 1979; fue nombrado superior provincial de los jesuitas en Argentina. El papa Juan Pablo II lo designó Obispo de la Diócesis de Oca y uno de los cuatro Obispos Auxiliares de la Arquidiócesis de Buenos Aires. En 2001, el mismo Santo Padre (ahora San Juan Pablo II) lo nombró Cardenal.

En 2013, tras la renuncia del papa Benedicto XVI, monseñor Jorge Bergoglio fue electo Papa y tomó el nombre de Francisco. Es conocido por su humildad y por interesarse vivamente -con hechos y verdad- por los pobres y más necesitados.

“Francisco es el Papa que más ha hablado de satanás en el último siglo”, afirma el corresponsal en Roma y del Vaticano, Jesús Colina (“El Debate”, 14-04-2023).

Esto constata la cizaña que trata de introducir en la Iglesia al comentar el exorcismo de una monja, en la que el diablo dijo, refiriéndose del Papa: “Le odio, siempre habla mal de mí. ¿Has visto cuántos problemas le causo?”.

Este Romano Pontífice se refirió al demonio como “El príncipe de la mentira” y Francisco confiesa que intenta atacarle incluso a él. El sucesor de San Pedro reconoció: “Es posible que yo moleste al demonio porque intento seguir al Señor y hacer lo que dice el Evangelio. Él busca el fracaso del hombre, pero no tiene esperanza si hay oración”.

Recuerda que, desde que era Arzobispo de Buenos Aires, le tocaron varios casos de posesión diabólica. Y les envió a piadosos, penitentes, espirituales y bien capacitados exorcistas.

Francisco hizo memoria de aquella seria advertencia del papa Paulo VI (hoy santo) que en 1972 afirmó que “el humo de satanás había entrado en el templo de Dios a través de algunas grietas”.

Lo que me resulta más sorprendente es que, para muchos católicos de nuestra época, el tema de satanás y el infierno les parece como una especie de cuento para asustar a niños bobos y, por tanto, es objeto de burlas y buscan a toda costa ridiculizar este tema.

Así que no lo toman como algo serio, sino como un juego, y hacen preguntas como éstas:

“¿Y que temperatura tendrá el infierno? Pero yo he escuchado que en el infierno estará la gente ‘buena onda’, ¿es así? ¿Y si le doy dinero al demonio me dejará salir de ese lugar (porque me imagino que será muy corrupto)? ¿Y si le doy dinero a San Pedro lograré comprármelo para que me deje entrar al Cielo?”; y así sucesivamente continúan las preguntas de escarnio o burla.

Y cuando se percaten de su error, por sus continuas mofas y por no haberse tomado con toda seriedad las enseñanzas de Jesucristo, será demasiado tarde y no podrá haber marcha atrás por estar poseídos por satanás y, suele ser común, que no tendrán la fortaleza y humildad para acudir al Sacramento de la Confesión o la Reconciliación.

Claro está que en esos casos se puede acudir a un sacerdote exorcista y acudir a la oración de sus familiares y buenas amistades. Porque no hay que olvidar que Dios es infinitamente misericordioso pero, a la vez, infinitamente justo. Por ello, es importante no olvidar las postrimerías que tarde o temprano vendrán a nuestra existencia.

El autor es licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas. Posgrado en Ciencias de la Comunicación y diplomado en Filosofía. Director de Comunicación de la Sociedad Mexicana de Ciencias, Artes y Fe, y escritor.

Temas relacionados