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AMLO, la víctima

No dudo que López Obrador haya sido perjudicado por maniobras de sus adversarios en el pasado. En este caso, sin embargo, las únicas víctimas son el niño asesinado y su familia.

Sergio Sarmiento

Dondequiera que encuentres un problema tendrás usualmente el dedo que culpa a alguien más. La sociedad es adicta a hacerse la víctima”,

Stephen R. Covey.

El Presidente siempre se dice víctima. Ayer se refirió al asesinato del menor Dante Emiliano en Paraíso, Tabasco, de la siguiente manera: “Aunque se enojen, como estamos en temporada electoral y todo lo que sea para perjudicarme a mí, más que es mi Estado, pues los corruptos están muy enojados, magnifican mucho todo lo relacionado con la violencia; antes callaban como momias y ahora gritan como pregoneros”.

López Obrador está en lo correcto cuando busca informar de manera adecuada lo sucedido este 22 de mayo. Las imágenes del pequeño de 12 años, herido de bala, que gritaba “¡No me quiero morir!, ¡no me quiero morir!”, conmocionaron al País. La información que se dio a conocer en redes sociales señalaba que había tratado de defender a su madre de un intento de secuestro. El Presidente aclaró ayer que el caso no tenía nada que ver con un supuesto secuestro de la madre, quien no se encontraba siquiera en el lugar. Al parecer los testimonios de la abuela están sirviendo para aclarar el caso. Según AMLO, “Básicamente [el ataque] fue a él, salió de la casa -esa es la información que tenemos- con tres personas que estaban en un carro. Creo que quisieron llevárselo a él y salió uno de ellos del carro y le dispararon, pero no es del secuestro”.

El lenguaje es confuso, pero por lo menos el Presidente estaba tratando de aclarar, informar. Para eso debería ser la conferencia de prensa. Pero de ahí a lanzarse contra unos “corruptos muy enojados”, que supuestamente están conspirando para perjudicarlo, hay mucho trecho: “Entonces, hay que entender eso también -añadió-. ¿Qué se puede esperar de esta gente que tienen como dios al dinero? Los vuelve locos el dinero, los obnubila el dinero”.

La reacción de López Obrador es digna de un paranoico narcisista. No sé si es espontánea o si forma parte de una estrategia, pero ratifica su visión de que él es el salvador de la Nación y enfrenta a todos los villanos que se oponen a sus esfuerzos por defender al pueblo bueno.

López Obrador es un gran comunicador, lo cual le ha permitido alcanzar la Presidencia de la República, construir un movimiento político que se extiende por todo el País y convertirse en un Presidente muy popular. Ha hecho posible también que su candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, esté en un cómodo primer lugar en la mayoría de las encuestas.

Algunas de las posiciones que asume son sensatas. Ayer, por ejemplo, dijo que los integrantes de Movimiento Ciudadano no son responsables de la tragedia en el mitin de San Pedro Garza García de este miércoles: “Expresamos nuestra solidaridad con Movimiento Ciudadano, con sus dirigentes; sabemos que ellos no tienen culpa, ellos hacen sus actos como todos”. Pero el Presidente es razonable en aquello que lo beneficia e irracional cuando se enfrenta a hechos molestos. Movimiento Ciudadano le está sirviendo como instrumento para alejar votos de la oposición, lo cual es parte de su estrategia para obtener la mayoría calificada en las dos cámaras del Congreso e impulsar las reformas constitucionales que le darían un poder absoluto a su sucesora en el próximo sexenio. En cambio, busca aprovechar el homicidio del niño Dante Emiliano en Paraíso para atacar a sus críticos; quiere convertirse en víctima, cuando no lo es; pretende presentarse como el afectado de un complot de esos “locos por el dinero” en un caso doloroso en el que simplemente debería ofrecer su pésame y apoyar las investigaciones de la fiscalía tabasqueña.

No dudo que López Obrador haya sido perjudicado por maniobras de sus adversarios en el pasado. En este caso, sin embargo, las únicas víctimas son el niño asesinado y su familia.

Línea 12

Una juez del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México emitió medidas cautelares a los representantes de los partidos de oposición para que se abstengan de mencionar la tragedia de la Línea 12 en mítines políticos. Es una censura inaceptable.

Sergio Sarmiento

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