Ser hobbit
Lo reitero. Habrá que ser hobbits como los que destruyen el anillo del mal en “El señor de los anillos”. Galadriel le dice a Frodo, “hasta la criatura más pequeña puede cambiar el curso de la historia”.
Denise Dresser
Este texto es para ti. Tú que naciste a fines de los noventa o principios del nuevo siglo y que votarás apenas por primera o segunda vez. Y no sabes por quién votar. O no tienes dudas y lo harás sin reflexionarlo siquiera. O planeas abstenerte. No te conozco pero sí te conozco. Eres el alumno que estuvo en mi aula, quizás interesado, quizás indiferente. Eres la universitaria desilusionada con los partidos y no te sientes representada por ninguno. Eres el beneficiario de la Beca Benito Juárez y piensas que por primera vez, el Gobierno te reconoce y te da algo. Eres el futuro. Te toca hacerte cargo.
Quizás ya estás cansada(o) de que te digan cómo pensar, por quién votar. Yo sólo -como tía que soy- puedo ofrecerte algunos años de experiencia, algunas reflexiones de batallas ganadas o perdidas, algún trecho recorrido. No pretendo ser poseedora de la verdad, pero sí compartir lo que he aprendido tras décadas de luchar por lo mismo, con miles de mexicanos de todas las ideologías: El fin del sistema de partido hegemónico, la transparencia, la rendición de cuentas, el empoderamiento ciudadano, la representación real, los derechos humanos, un México menos injusto, menos machista y menos desigual.
Hoy pienso en ti y quiero gritar, porque te fallamos. Te fallaron la clase política, los partidos, los intelectuales, la sociedad civil. Te fallaron las instituciones, los presidentes neoliberales, los presidentes neopopulistas, los que sacaron al Ejército a las calles y quienes le dieron más poder que nunca. Te dimos una democracia electoral con demasiadas fallas como para contener al partido/Gobierno que justifica su destrucción. Te dimos instituciones con demasiadas insuficiencias como para frenar a quienes hoy quieren demolerlas. Te dejamos un país tan desigual que ahora los históricamente desposeídos están dispuestos a sacrificar derechos a cambio de dignidad simbólica y dinero en efectivo. Te colocamos en un país en riesgo por acción u omisión o impaciencia o polarización.
Entiendo eso y porque lo entiendo, cargo con una tristeza inmóvil, inenarrable. Por la militarización indómita que enfrentas, por los oligarcas de siempre que te siguen exprimiendo como naranjas, por el aumento de la pobreza extrema con la cual coexistes, por las falencias en salud y educación que padeces, por las cifras de homicidios, feminicidios y desaparecidos que quizás te alcancen.
Te ofrezco una disculpa por lo traicionado, lo insuficiente, lo que no logramos hacer a tiempo. Pero a cambio te pido algo. No deseches lo que sí pudimos heredarte: La democracia en un sentido minimalista, como proceso para poder sacar del poder a quienes gobiernan mal. Entonces, vota y entiende las implicaciones de tu elección. Vota por la Presidenta que te apetezca pero no vuelvas a darle “carro completo” a ninguna fuerza política. De ahí han provenido las elecciones de Estado, las presidencias autocráticas, los saqueos sexenales, la impunidad de las élites.
No sé si mis reflexiones te parezcan sabias o ridículas, pero te las comparto de buena fe. Creo que México no debería ser una teocracia o una monarquía o una tribu que acepte la palabra de un(a) líder como ley. No debería ser el país de la posverdad donde todo aquello que contradice al poder es catalogado como “fake news, y la mentira es manufacturada para parecer verdad; donde las contenciones constitucionales son ignoradas por el propio Presidente(a); donde cualquiera que esboce un desacuerdo es etiquetado como “conservador” o “traidor” aunque no lo sea, y donde la democracia disfuncional se vuelve la democracia acechada por el partido dominante, que hoy exige medios autoritarios para alcanzar fines que incumple.
Lo reitero. Habrá que ser hobbits como los que destruyen el anillo del mal en “El señor de los anillos”. Galadriel le dice a Frodo, “hasta la criatura más pequeña puede cambiar el curso de la historia”. Ese anillo sigue ahí e incluso ha crecido en los últimos seis años. Y no habrá alguien más grande, más valiente, más inteligente que descienda de las alturas a salvar al País. Esa tarea le corresponde a la unión de los magos, los elfos, y los enanos. Los pequeños y los grandes, los fuertes y los que se sienten impotentes, los tercos y los comprometidos, los que intentamos abrir la llave de la democracia y los que impedirán que se cierre. Alguien tiene que llevar el anillo a Mordor. Ojalá seas tú.