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Prioridades y posterioridades

Si los dueños no comparten prioridades, la organización pierde rumbo… Y fuerza.

Prioridades y posterioridades

DUEÑEZ* EMPRESARIA

Si los dueños no comparten prioridades, la organización pierde rumbo… Y fuerza.

Estamos iniciando un proceso de transformación de un importante grupo familiar peruano. Tienen una reconocida cadena de tiendas a nivel nacional que en un tiempo fue líder del mercado.

En la compañía trabajan hoy el fundador y sus dos hijos. La relación entre ellos se ha deteriorado ante la dura exigencia de su padre. Además de los miembros de la familia, también participa un Director General profesional que se ha ganado la confianza de todos. Él sirve muchas veces de amortiguador en la relación entre el padre y sus hijos.

Por otro lado, en la empresa se presentan serios problemas en las áreas de compras, manejo de inventarios y en la gestión comercial. El empresario está angustiado, pues no ve que las cosas mejoren, y tampoco aprecia que sus hijos se muestren comprometidos a aportar lo suyo.

Ahora es determinante definir las prioridades de nuestra intervención para poder iniciar el proceso, pero nos encontramos ante un círculo vicioso: No se dan condiciones adecuadas para el diálogo entre ellos porque los resentimientos no les ayudan a escucharse, Por otro lado, como no hemos empezado a abordar temas de negocio, todo parece atorado y sin avance alguno.

La transformación de una compañía emproblemada tenemos que abordarla con visión integral y con herramientas adecuadas. Volcarse a apagar incendios resuelve poco y no detona las respuestas que el mercado exige, que las finanzas demandan y que la organización requiere. Primero hace falta tomar en cuenta el contexto de la realidad del negocio y de sus propietarios.

Aquí es donde brota con fuerza el concepto de relevancia, la tarea primordial de la Dueñez. Lo relevante es lo que más incide en cada momento en la permanencia y prosperidad de la empresa.

La búsqueda de la relevancia se realiza cuidando que las fórmulas de negocio sostengan su liderazgo competitivo, que el crecimiento del negocio esté sincronizado con el desarrollo organizacional, y que la fluidez de recursos se alinee con las oportunidades vigentes, y con las nuevas.

Por otro lado, en toda organización hay una dinámica determinada, con nudos que atoran la agilidad de las decisiones, la energía de cambio y la fluidez de los recursos. Es necesario identificar estos nudos para poder establecer prioridades.

En este proceso hay que cuidar, no dejarse llevar por las urgencias. Casi siempre estas solo tienen un efecto de corto plazo, no trascienden. Hay que atender solo aquellas que destraben asuntos que permitan avanzar en proyectos estratégicos o resolver problemas graves.

La definición de prioridades, al más alto nivel de la organización, es una cuestión de Dueñez empresaria. Eso no quiere decir que solo puedan establecerlas los accionistas, no. Las debe precisar quién haya asumido con accountability el rol de dueño.

Muchas veces, cuando tenemos ante nosotros demasiados quehaceres pendientes, ayuda el definir, simultáneamente, a las prioridades, las posterioridades. Digamos que estas son las actividades en las que no pasa nada serio si las hacemos después.

Las prioridades las medimos con relación al logro de nuestros objetivos o al rescate de una posición de salud, de inmunidad o de supervivencia. Si estamos en situación de peligro, lo que nos ayude a sobrevivir es prioritario. Si estamos en un momento de fortaleza, la intención estratégica, enfocada a los objetivos, es prioritaria.

Hoy en este grupo peruano necesitamos destrabar los nudos entre el padre y sus hijos. Si hay muchos temas de negocio que resolver. Ante la maraña emocional que paraliza la agilidad decisoria, la mayoría de esos temas se miran como posterioridades. Parece más relevante restaurar la comunicación y el buen ánimo del equipo dirigente.

Si juntos se dan cuenta de que hay situaciones de negocio que hay que abordar con diligencia, pues manos a la obra. Pero no podemos dejar como posterioridad la mínima armonía familiar para que todos se sientan parte del equipo. Confiamos que este grupo sanará su relación para trabajar juntos en restaurar el liderazgo y la rentabilidad de su empresa.