Contraste
A Biden se le agota el tiempo. El contraste es claro y hoy favorece a Trump.
Donald Trump acaba de salvar la vida milagrosamente. Una bala le pasó a milímetros del cráneo y sólo le provocó una herida sangrante en la oreja. Su enorme instinto político le dio la fuerza para levantarse en unos segundos, levantar el puño y gritar vigorosamente “den la pelea”. El momento fue retratado por el fotógrafo Evan Vucci, de la agencia AP, y la imagen es ya icónica para la campaña del republicano y para la historia de EU. De la casi tragedia Trump sale fortalecido y con un sentido de misión reforzado. “Lo salvó Dios”, dijo el mismo día que sobrevivió.
Joe Biden busca salvar su candidatura contra viento y marea. La salud precaria le nubla el juicio y la pérdida de sus capacidades cognitivas le hacen confundir lugares, personas y fechas. Su enorme trayectoria le dio la victoria en el 2020, pero hoy el cargo le nubla aún más la realidad y se niega a verla. Muchos liderazgos de su partido no lo quieren. Entraron en pánico al verlo debatir. Muchos donantes públicamente no quieren darle dinero y piden un relevo en la candidatura. Biden busca convencer a su partido de que sí puede continuar, de que él también es un sobreviviente. Toda su carrera política podría terminar en una dolorosa derrota este próximo noviembre.
El contraste es más que evidente. Trump hoy está muy fortalecido y a pesar de que las encuestas se han movido muy poco, a pesar del pésimo debate de Biden, lo más seguro es que al final de esta semana se muevan las preferencias más y que Trump ahora sí despegue en las preferencias electorales. Esta semana los republicanos se reúnen en su Convención Nacional y se les escucha energizados. En el arranque de la plenaria en Milwaukee las personas delegadas de los 50 estados y los territorios americanos gritaban que los votos de sus estados serían para el Presidente número 45 y que será también el número 47. Los delegados de Ohio más emocionados aún porque su senador JD Vance fue anunciado como el compañero de fórmula de Trump para la vicepresidencia.
Trump está haciendo todo para ganar la Presidencia. Tomó el control del Partido Republicano al poner a su nuera en capacidades de recaudación, empezó a visitar de manera más frecuente los estados decisivos para la campaña, como Pennsylvania donde fue el atentado en su contra, y acaba de nombrar al senador JD Vance, un millenial conservador blanco de Ohio, como su compañero de fórmula. Vance le puede dar a Trump la victoria en ese Estado, decisivo para su regreso a la Casa Blanca.
La fiesta de Trump empezó esta semana y seguirá a lo largo de toda la semana. Las convenciones están hechas para unir a los partidos después de un proceso de diferencias internas. En las convenciones se ratifica la plataforma del partido y se venera a su candidato. Trump no había anunciado públicamente que iría a la Convención de Milwaukee y tiene planeado hablar hasta el jueves, pero con Trump nunca se sabe, así que además de su visita de este lunes seguramente el empresario seguirá aumentando su presencia. Es su fiesta y no hay un mejor prime time para un candidato que la semana de su convención.
Los republicanos están intentando armar un show de diversidad. Una mujer afroamericana habló ayer en la Convención y dijo que ella pensaba que Trump era racista, pero que luego se puso a investigar y encontró que no lo era. Después de ella vino el turno a una latina quien confesó que en 2020 votó por Biden y se arrepintió después. Esos mensajes están dirigidos a tres grupos que le dieron la victoria a Biden hace cuatro años: Mujeres, latinos y afroamericanos. Trump quiere cerrar esa brecha con los demócratas y el espectáculo republicano está diseñado para eso.
Hace algunas semanas el panorama era aún incierto. Los demócratas estaban poniendo toda la atención en Ohio, Pennsylvania y Michigan, tres estados que no pueden perder. Los demócratas estaban también aceitando la máquina de recaudación, pero el desastre del primer debate frenó todo. A Biden se le agota el tiempo. El contraste es claro y hoy favorece a Trump.