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Ni Biden, ni Trump

Nunca en la historia había tantas personas que odiaran por igual a los dos candidatos a la presidencia en Estados Unidos.

Jorge  Ramos

Nunca en la historia había tantas personas que odiaran por igual a los dos candidatos a la presidencia en Estados Unidos. En inglés les llaman “double haters” u odiadores dobles (aunque el anglicismo de hater se entiende perfectamente). Uno de cada cuatro estadounidenses, según un estudio del Centro Pew, odia al presidente Joe Biden y al ex presidente Donald Trump. No aguanta a ninguno de los dos.

Estados Unidos, tristemente, se ha convertido en un país en resignación. Millones no quieren ni a Trump ni a Biden. Sin embargo, todo indica que los dos acabarán como candidatos presidenciales de sus respectivos partidos. “Ni modo” es una expresión muy mexicana que refleja ese sentimiento de frustración e incapacidad para cambiar las cosas. Y hoy Estados Unidos está viviendo en el “ni modo”.

Desde luego que los demócratas y republicanos podrían escoger a otros candidatos. Hay tiempo. Las elecciones son hasta el martes 5 de noviembre. Pero no se atreven a ir en contra de las maquinarias que han creado Biden y Trump. Tras la desastrosa actuación de Biden, de 81 años, en el primer debate presidencial -donde se le vio perdido, titubeante, desconcentrado e incoherente- no han parado las voces de quienes quisieran que se retirara de la contienda. Trump “está en camino de ganar las elecciones y de hacerlo por mucho”, dijo, desafiante, el senador demócrata de Colorado Michael Bennet, del mismo partido de Biden. Él se atrevió a decir en público lo que muchos están pensando en privado; que Biden, en esas condiciones físicas, no le podría ganar al ex presidente Trump.

El desencanto con Biden se ha extendido hasta Hollywood. El actor George Clooney, quien le ayudó a Biden a recaudar millones de dólares para su campaña, escribió un doloroso artículo en el que pronosticaba que el presidente iba a perder las elecciones en noviembre. “Los líderes del partido no pueden negar lo que vimos 51 millones de personas” en el debate presidencial, escribió Clooney. “Estamos aterrados de un posible segundo período de Trump y, sin embargo, hemos decidido ignorar todas las señales de advertencia.”

Mientras tanto, en el Partido Republicano han cerrado filas con Trump. Nadie se atreve a criticarlo públicamente ni a sugerir, siquiera, que otra persona debería ser el candidato presidencial. Pero nunca un ex presidente y aspirante a la Casa Blanca había sido encontrado culpable de 34 cargos por falsificación de documentos. Aunque tiene derecho a apelación, los demócratas consideran a Trump un “criminal convicto” que será sentenciado en septiembre. Trump insiste en que lo persiguen legalmente para evitar que regrese a la presidencia.

Además, Trump enfrenta otros tres juicios; uno por el mal manejo de documentos secretos y otros dos por intentar cambiar los resultados de las elecciones presidenciales del 2020. Hasta hoy Trump no ha reconocido su derrota en esas elecciones y se ha negado a decir si aceptaría unos resultados negativos en las elecciones de este 2024. Por eso los demócratas argumentan que otro triunfo de Trump sería una grave amenaza para la democracia estadounidense. Y más aún con la reciente decisión de la Corte Suprema que le da “absoluta” inmunidad a un presidente en “actos oficiales”.

Nada de lo anterior ha evitado que Trump consolide este mes su candidatura presidencial. De hecho, ha convencido a muchos de sus seguidores de sus falsedades: La mayoría de los republicanos, según varias encuestas, cree que las elecciones del 2020 fueron ilegítimas y que Trump las ganó. La realidad es que hace cuatro años Biden ganó el voto popular -81 millones contra 74 millones de Trump- y el voto electoral -306 contra 232-.

En Trump y en Biden vemos a dos candidatos sumamente imperfectos. Pero tienen tal control dentro de sus respectivos partidos que no hay manera de sacarlos. No existe un cambio generacional en el liderazgo de Estados Unidos. Y las elecciones de noviembre estarán marcadas por la frustración y la resignación.

Algo tiene que estar muy mal en el sistema político de Estados Unidos para tener a dos candidatos que millones de estadounidenses no quieren. Casi la mitad de los votantes (49%), si pudiera, cambiaría por otros candidatos al presidente Joe Biden y al ex presidente Donald Trump, de acuerdo con el Centro Pew.

Las elecciones suelen ser acerca del futuro. Pero esta vez Estados Unidos está atorado y enlodado en el pasado con dos candidatos muy impopulares. Y lo más difícil será quedarse con el ganador por cuatro años más.

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