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Tres peligrosas armas

Todo tiene una explicación, hasta lo inexplicable.

. Catón

Todo tiene una explicación, hasta lo inexplicable. A fines de los años 40 y principios de los 50 del pasado siglo, los fabricantes de cremas bronceadoras observaron intrigados -y felices- que las ventas de su producto crecían considerablemente. No se explicaban por qué, pues nada habían hecho para lograr tal incremento. Pronto dieron con la causa del fenómeno: la aparición del bikini motivó que aumentara la superficie del cuerpo femenino expuesta al sol, y por tanto, las mujeres usaban más crema que antes. ¡Loor eterno al creador del bikini, el francés -tenía que ser francés- Louis Reard! Y perenne condenación y vituperio a quien inventó la pantimedia, estólida prenda matapasiones que hizo desaparecer las medias con liguero, erótica fantasía varonil. Quien no haya contemplado a Sofía Loren luciendo ese atavío ante un gozoso y goloso Marcello Mastroianni en la película “Ayer, hoy y mañana” no ha visto algo de lo más bello y provocativo que en este mundo se ha mirado.

Desciendo a terrenos más terrenales para decir que en la Ciudad de México los vendedores informales de muñecos de peluche ofrecen a su clientela dos figuras: la de López Obrador y la de Claudia Sheinbaum. Por cada ocho muñequitos de AMLO venden dos de la futura Presidenta. He ahí una explicación de lo que ahora pasa: la dependencia de la señora ante el poderoso caudillo de Morena, y el ominoso riesgo que se cierne sobre la candidata electa, y sobre México, con la eventual perpetuación del dominio del actual jefe máximo, que tendrá a su disposición tres peligrosas armas para imponer su voluntad sobre la Presidenta: la revocación de mandato, el Ejército del cual se ha hecho propietario y el pueblo que lo idolatra por las dádivas que de él ha recibido y por la mentirosa propaganda con que lo ha embaucado.

La tesis que propongo es pesimista, ya lo sé, pero la creo plausible. De cara a esa sombría posibilidad es preferible tratar ahora otros asuntos menos graves a fin de no inquietar más a la República, de por sí ya bastante conturbada. Doña Cotilla le preguntó a doña Chalina: “¿Ya sabes que la chica del 14 está embarazada?”. “Claro que lo sé -repuso doña Chalina-. Y hasta creo saber de quién”. “Pues díselo -sugirió doña Cotilla-, porque ella no tiene la menor idea”.

Compadezcamos al pobre don Astasio. Llegó a su casa y encontró a su esposa en compañía de un sujeto. Ambos estaban en pelotier, es decir, sin ropa, en el lecho del matrimonio, y además él se hallaba sobre ella en la posición llamada “del misionero” por ser la única que los predicadores protestantes autorizaban a los isleños de los Mares del Sur, los cuales conocían, según datos de etnólogos e historiadores serios, 676 posturas. Advirtió la señora la presencia de su marido y le hizo esta pregunta: “¿Me creerás, Astasio, si te digo que no estamos haciendo nada malo?”.

Babalucas quiso saber: “¿Cómo se dice ‘frío’ en inglés?”. Le informó un amigo: “Cool”. “Muy pobre es ese idioma -acotó el badulaque-. En él no se puede decir ‘friíto’”. El marido se dirigió a su mujer: “¿Me amarás cuando sea viejo, gordo y calvo?”. Replicó la señora: “No lo sé. Trabajo me está costando amarte ahora que eres relativamente joven, delgado y greñudo”.

El guapo galán le preguntó en la fiesta a la linda Susiflor: “¿Quieres tomar una copa? ¿O bailar? ¿O ir a un sitio más íntimo y discreto?”. Respondió ella: “Sí. Sí. Sí”.

Prudencia se llamaba, y era una buena amiga de Tirato. Le aconsejó: “No gastes tu dinero como lo haces. Debes ahorrar para el futuro”. Replicó el muchacho: “Para ti es fácil decir eso. No bebes, no juegas póquer y tienes tus propias pompas”. FIN.

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