El enemigo oculto
La tolerancia organizacional es un enemigo silencioso del crecimiento.
La tolerancia organizacional es un enemigo silencioso del crecimiento. Se manifiesta cuando aceptamos buenos resultados globales sin evaluar y optimizar cada parte de la organización, lo que puede degenerar nuestra percepción de productividad y conducir al estancamiento y la ineficiencia.
Contrario a lo que podría pensarse, esta tolerancia no es más común en empresas mediocres o en dificultades, sino en aquellas que han alcanzado un notable éxito. Estas compañías, tras experimentar períodos de auge, suelen relajar sus estándares y permitir la ineficiencia.
En estos momentos de gloria, los líderes pueden caer en la complacencia, dejando de exigir el máximo rendimiento de cada componente de la organización.
Conformarse con buenos resultados globales sin medir y optimizar cada proceso y recurso llena a la organización de vicios y omisiones. La falta de rigor para exigir el máximo
rendimiento de cada miembro y proceso puede llevar al despilfarro de recursos y a la pérdida de oportunidades. Esta actitud tolerante se convierte en un lastre que frena el
crecimiento y merma la competitividad de la empresa.
Para evitar caer en la trampa de la tolerancia, es esencial contar con sistemas organizacionales sólidos que permitan medir y alinear el rendimiento de cada componente.
La disciplina y el rigor en la gestión son fundamentales para mantener una presión creativa y asegurar que cada parte de la organización contribuye de manera óptima al éxito global.
Una organización que no mide su desempeño de manera precisa no puede optimizar el uso de sus recursos. Los sistemas de información deben estar orientados a la medición de indicadores estratégicos y a la evaluación constante del rendimiento. Sin esta cultura de medición, es imposible identificar áreas de mejora y exigir altos estándares de operación.
La alineación es crucial para el éxito sostenido. Esto implica integrar coherentemente todos los recursos y procesos de la organización para que trabajen en armonía hacia los objetivos comunes. Contratar personal adecuado, ofrecer capacitación continua y contar con la tecnología adecuada son factores que contribuyen a esta alineación. Cuando todos los recursos están alineados, la organización puede operar de manera eficiente, reducir costos y ofrecer servicios de alta calidad.
En la práctica, muchas organizaciones tolerantes derrochan recursos y se vuelven complacientes. Durante los períodos de bonanza, es común que se invierta de más, se acumulen productos poco rentables y se mantengan activos improductivos. Estas prácticas se justifican porque los buenos resultados globales ocultan las ineficiencias. Sin embargo, en tiempos de crisis, estas mismas organizaciones se ven obligadas a reducir gastos, eliminar productos no rentables y reestructurar sus operaciones para sobrevivir.
Los indios mayos tienen una lección valiosa para las organizaciones modernas. Al extraer el “chuqui”, agua que extraen de las raíces de ciertas plantas del desierto, demuestran la importancia de dominar el arte de obtener hasta la última gota de recursos disponibles. De manera similar, las empresas deben esmerarse en maximizar el rendimiento de cada recurso y proceso para evitar la trampa de la tolerancia.
Las organizaciones líderes que evitan la tolerancia han desarrollado una cultura de alto rendimiento. Estas empresas alinean todos sus recursos y procesos hacia la eficiencia y la excelencia. La gestión del recurso humano, la optimización de recursos y procesos, así como los sistemas de información están todos orientados hacia la mejora permanente y el logro de altos estándares de operación.
La tolerancia organizacional es un riesgo latente, especialmente en las empresas exitosas.
Para evitarla, es crucial mantener un enfoque riguroso en la medición y optimización de cada área de la organización. Solo así se puede asegurar un crecimiento sostenido y evitar que el éxito se convierta en el mayor lastre para el progreso.
Las empresas deben aprender a exigir más, a medir mejor y a alinear todos sus recursos y procesos hacia sus mejores oportunidades. Así podrán mantenerse competitivas y seguir prosperando en un entorno dinámico y exigente. Te invito a reflexionar ¿Cómo puedes implementar en tu organización un sistema de medición y optimización riguroso sin sofocar la innovación y la creatividad? ¿Cómo puedes equilibrar el deseo de un crecimiento permanente en tu empresa con la necesidad de tomar riesgos calculados para mantenerla competitiva?