Box olímpico… ¿el vs. ella?

No es exclusivo de nuestra época la dificultad relativa a la identificación sexual; puede serlo, sí, la identidad de género pero es otro tema, sin desconocer que pueden relacionarse. Resonado caso el de antier de la pelea olímpica femenina entre Imane Khelif (foto), de Argelia, y la italiana Angela Carini que se retiró del encuentro apenas a los 46 segundos de iniciado tras sufrir una cadena de intensos golpes en la cara por parte de su oponente ocasionándole intenso dolor; momentos después se le escuchó decir a su entrenador que el encuentro no fue parejo ¿A qué se refería?

El asunto es que Khelif, en estos Juegos Olímpicos identificada como mujer en su documentación oficial, fue descalificada en marzo de 2023 en el Campeonato Mundial de Boxeo Femenino por la Asociación Internacional de Boxeo (IBA, siglas en inglés) en Nueva Dehli, India, por no reunir los criterios de elegibilidad para participar como mujer según los requisitos reglamentarios “decisión tomada después de una revisión meticulosa…para mantener el nivel de imparcialidad y máxima integridad de la competencia” según indicó la IBA, que también aclaró que no fue debido a una medición de testosterona sino por métodos “concluyentes”.

Trascendió que la descalificación de Khelif se basó, entre otras consideraciones, en que en su caso y a varios más, se les encontró cromosoma XY, que es genéticamente varonil, según la explicación del presidente de la IBA, Umar Kremelev.

El Comité Olímpico Argelino (COA) dijo en aquel momento que Khelif fue descalificada(o) por “razones médicas” pero el Comité Olímpico Internacional (COI) que es el que rige en las olimpiadas ha dicho en París que la descalificación de Khelif en 2023 fue arbitraria y sin fundamento, y el portavoz del COI aclaró que “es mujer en su pasaporte, y se establece que así es, que es mujer”, y por lo visto y hasta ahora sin mencionarse un nuevo examen médico, genético o de laboratorio clínico del COI sobre el caso.

Ya la inclusión de Khelif como contendiente en el boxeo de esta olimpiada había levantado comentarios pero éstos se han encendido mucho más con el desenlace de la pelea de antier. En relación a esto, se reveló que Angela Carini, al enterarse antes de la pelea que le tocaría enfrentarse a Kehlif se percibió preocupada e inquieta pero no rechazó el encuentro, pues de hacerlo, podría quizás haber sido retirada.

Las declaraciones -digamos, de personalidades- sobre lo ocurrido han sido encontradas y han llevado más oxígeno al fuego, por ejemplo, la secretaria de Estado para Cultura,

Medios de Comunicación y Deporte del Reino Unido ha dicho: “Fue un espectáculo increíblemente incómodo durante los 46 segundos que duró” y dio a entender que no sabemos si se está logrando un adecuado equilibrio en los deportes.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, declaró “es importante competir en igualdad de condiciones, y desde mi punto de vista, no ha sido una competición equilibrada”. A niveles más comunes las opiniones oscilan entre que si lo escrito en un pasaporte determina realmente a una persona como varón o mujer o son otros datos más sólidos los que lo determinan, y pasando por otras opiniones hasta llegar a consideraciones que van desde la no discriminación hasta la plena asimilación cultural e incluso legal de la ideología o teoría de género. En lo personal considero que, teniendo en cuenta las diferencias en el desempeño y habilidades físicas según el contexto sexual de cada persona, además de la consabida conveniencia de tener sección de varones y sección de mujeres para el deporte, podría configurarse -¿por qué no- una sección de personas con capacidades diferentes por motivos de intersexualidad, grupo de condiciones congénitas que comprende decenas de modalidades.

Fuera de esto, pienso que varones contra varones, mujeres contra mujeres y un lugar para encuentros de rivales mixtos –ellas y ellos- como los muy atractivos maratones, nados y triatlones tan populares en tantos sitios.