Concentración o dispersión

Charlie Munger, el socio de Warren Bu ett, por cierto recientemente fallecido, acostumbraba dar este consejo: Es más fácil resolver los problemas si los planteas al revés. Que es lo que no te interesa, quedarte sin trabajo, por ejemplo: Pues invierte en ti mismo para que te hagas indispensable en lo que haces. Tener un matrimonio mediocre, pues invierte tiempo con tu cónyuge; tener un problema de flujo, entonces contrata un plan de ahorro. No cabe duda de que los problemas siempre los tendremos, pero sin duda tendremos una mayor capacidad de maniobra si nos adelantamos a ellos.

Otra manera de verlo es no pensar en lo que no quieres, porque en lo que piensas es en lo que te conviertes.

EJEMPLO

Un empresario de software empieza a ser muy exitoso, y decide seguir el consejo de Munger. Y lo ejecuta pensando qué es lo peor que le puede pasar y qué hacer para evitarlo: Muchas juntas, la agenda muy apretada, lidiar con gente que no le agrada o no confían en él, no estar en control de todos los compromisos y pasivos contraídos, tener que estar en oficina todo el día, tener que viajar mucho, sentirse cansados, y lo más importante no poder disfrutar a su familia.

Acto seguido, con base en estas cosas “peores” que le puede pasar, elabora entonces una serie de objetivos, y así entonces planear y administrar su actividad diaria. El resultado de su reflexión fue el siguiente:

1.- Nunca programar una reunión con alguien si se puede ver el asunto por teléfono o por medios digitales.

2.- No más de dos horas de juntas en el día.

3.- Ningún negocio o compromiso con personas que no nos agradan.

4.- No soltar el control del negocio.

5.- Tener la capacidad de irnos a trabajar a una cafetería, para que así nadie nos moleste.

6.- No programar juntas temprano.

Nuestra vida expresa el resultado de nuestros pensamientos dominantes

—  SOREN KIERKEGAARD.

CONCLUSIÓN

En este mundo moderno la distracción se ha convertido en la reina del día. En la medida que nos concentremos en nuestras actividades prioritarias, y sobre todo que reflexionemos al respecto, podemos sentirnos confiados de que vamos en el rumbo correcto. ¿Te late, estimado lector? ¡Feliz domingo!