¿Te acomodarás?
¿Te acomodarás al nuevo régimen que se erige ante nuestros ojos, arrasando con todo lo que encuentra a su paso, para crear una hegemonía inédita?
IDEAS Y PALABRAS
“Aun en los tiempos más oscuros, tenemos el derecho de esperar alguna iluminación, y esa iluminación podría provenir menos de teorías y conceptos que de la luz incierta, parpadeante que algunos hombres y mujeres, en su vida y en su obra, encenderán bajo casi cualquier circunstancia, e irradiarán sobre el tiempo que les ha sido dado...”.
Hannah Arendt
¿Te acomodarás al nuevo régimen que se erige ante nuestros ojos, arrasando con todo lo que encuentra a su paso, para crear una hegemonía inédita? ¿Buscarás la forma de mantener el puesto, conseguir el contrato, mantener el espacio y defender lo que antes concebías como indefendible? ¿O aceptarás el riesgo y el sacrificio que significa trazar tu raya? ¿Serás complaciente o disidente? ¿Señalarás las implicaciones tóxicas del Plan C o pensarás cómo acoplarte a la sumisión que te exige?
¿Serás el dueño de un medio que restringirá la cobertura de ciertos temas, despedirá a colaboradores incómodos y aceptará la versión oficial de la realidad? ¿Censurarás la publicación o la investigación de cuestiones espinosas por miedo a ser difamado en la mañanera o que te recorten la publicidad oficial? ¿Aceptarás regresar a los usos y costumbres establecidos por el dictum portillista “no pago para que me peguen”? ¿Denunciarás la abolición del INAI o cultivarás a quien te filtre información gubernamental como en los viejos tiempos?
¿Serás el empresario que, por miedo a perder una concesión, una renta o una construcción, callará ante la destrucción de un marco regulatorio altamente imperfecto, pero que sentaba normas básicas para operar y competir? ¿O apoyarás la profundización del capitalismo de cuates en el cual ganan los mismos de siempre, porque tienen acceso al picaporte de Palacio Nacional? ¿Guardarás silencio ante la eliminación de la Cofece, el Ifetel, la CNH o la Comisión Regulatoria de Energía aun sabiendo que eso exacerbará la discrecionalidad en el manejo de la política económica?
¿Serás el analista que reemplaza la independencia por la militancia? ¿Aquel cuyo análisis mimetiza la mañanera y parece redactado por Liz Vilchis o el aparato de comunicación social del Presidente? ¿Sustituirás el compromiso con la verdad por el compromiso con el proyecto político en el que crees, minimizando sus vicios y sobre dimensionando sus virtudes? ¿Asistirás a eventos gubernamentales invitado por el gobierno que “analizas”, donde te codeas con los nuevos encumbrados, y al hacerlo sucumbes a aquello que Julieta Campos llamaba la tentación más grande del intelectual: La vanidad?
¿Serás el profesor, el académico o el titular de una universidad que guarda silencio ante amenazas a la libertad de cátedra, cancela invitaciones a quienes podrían producirle urticaria al partido en el poder, firma desplegados de apoyo a toda política gubernamental, aunque ponga en jaque la autonomía educativa, y recortas tu conciencia ante el temor de perder financiamiento público? ¿Serás la maestra de la escuela pública dispuesta a seguir el curriculum de la “Nueva Escuela Mexicana”, aun sabiendo ampliarás brechas de conocimiento y de desigualdad?
¿Serás el comentarista que manipula datos, mal interpreta cifras y disemina ideas o columnas repletas de mentiras o verdades a medias, en nombre del pueblo, los vulnerables, el “bien mayor”, la solidaridad tribal o la reticencia a ser expulsado del grupo que ahora controla los privilegios? ¿Serás la escritora que dedica sus críticas más feroces a quienes cuestionan al gobierno y no a quienes gobiernan mal? ¿Serás de los que se suma a las mayorías creyendo que por aritmética tienen razón?
¿O tendrás el coraje de pensar por ti mismo? ¿Desplegarás una actitud vital enraizada en principios irreductibles? ¿Defenderás el derecho a decir “no”? ¿Resistirás la sombría obstinación de la opinión mayoritaria?
Tu País te necesita. Ojalá optes correr por el camino de la inteligencia libre. Ojalá elijas la ruta de la oposición a cualquier autoridad arbitraria. Ojalá comprendas que solo tienes una vida y sería una pena desperdiciarla haciendo concesiones indignas. Toda democracia necesita disenso, contraste, escepticismo, dudas, exigencia, incertidumbre y voces discordantes, o deja de serlo. Rosa Luxemburgo decía que la libertad fundamental era la libertad de aquellos que piensan diferente. Hoy esa libertad está en riesgo, y si te acomodas, la perderás. La perderemos.
ÁTICO
¿Serás de los que se suma a las mayorías creyendo que por aritmética tienen razón? ¿Defenderás el derecho a decir “no”?
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