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El cierre

AMLO se va de la Presidencia, se va por lo alto y su legado queda para el juicio de la historia.

Genaro  Lozano

Genaro Lozano

López Obrador dejará de ser el presidente de México en 28 días y se irá a su rancho, heredándole a Claudia Sheinbaum los avances, los pendientes y los retos de su Gobierno, así como la dirección de un movimiento que está claramente fuerte, gobernando a la mayoría de los mexicanos y con una legitimidad muy alta. AMLO se va con una aprobación alta y con plazas llenas. En muchos sentidos, no habíamos visto a un Presidente mexicano cerrar su sexenio así, despedirse del poder de tal forma, desde que empezó la democracia electoral en México y quizás también desde Lázaro Cárdenas.

Todos los presidentes están obsesionados con su legado, con la manera en la que van a ser recordados ellos y sus gobiernos, pero realmente pocos logran incidir en esa memoria colectiva. El poder desgasta y pocos son los presidentes que se reponen de algún escándalo, de crisis políticas, económicas o de la violencia. Sin embargo, AMLO sí ha logrado incidir en cómo cierra su sexenio y en los términos que él quería. De acuerdo con varias encuestas, AMLO se va con una aprobación de entre 65 y 75% y esto no es nada menor. Tan sólo hay que recordar que Peña Nieto cerró con una aprobación del 25%.

A lo largo de todo el sexenio lopezobradorista, la aprobación del Presidente le ayudó para gobernar y para conseguir las victorias de Morena en las intermedias del 2021 y el triunfo avasallador del 2024. Pero no sólo esto. Durante seis años AMLO fue disciplinado y constante en su narrativa. A su sexenio le llamó la “cuarta transformación” y con esta narrativa gobernó. La encuesta de fin de sexenio de De las Heras revela que la narrativa permeó y muy exitosamente. Hasta un 82% de los encuestados considera que México vivió una transformación con AMLO. Y no sólo esto. Un 89% considera que esta transformación fue para bien. A pesar de malos indicadores en rubros como salud o seguridad, la gente definitivamente ve algo que la comentocracia no. Los años de AMLO dejarán a muchos analistas con la necesidad de usar unos lentes distintos para ver al País o por lo menos para cuestionarse a sí mismos si siguen contribuyendo al debate público nacional.

¿Por qué AMLO logró mantener una popularidad estable? ¿Por qué cierra su Gobierno con esos números? ¿Por qué no se vislumbra en el horizonte inmediato una oposición que pueda construir hacia futuro? ¿Estamos en la construcción de un país con hegemonía de un sólo partido por varias décadas? ¿Regresará la competencia multipartidista? ¿Cuáles partidos sobrevivirán tras la próxima elección? ¿Es posible un comeback del PAN? ¿Uno del PRI? ¿Tendremos un sistema de partidos completamente distinto en los próximos doce años?

El éxito de los programas sociales claramente explica mucho de la alta popularidad de AMLO, pero no es todo. Con sus mañaneras, AMLO logró mantenerse como un Presidente cercano a la gente, al pueblo, como un líder social gobernando y escuchando y esto no lo había logrado nadie antes de él. Vicente Fox que fue un gran comunicador como candidato, desapareció en la Presidencia. En contraste, Andrés Manuel fue un gran comunicador como candidato opositor y su habilidad comunicacional sólo creció en la Presidencia. La gente quiere al Presidente y eso es palpable en las calles y en las encuestas.

Las de los partidos y la oposición me parecen las preguntas más urgentes. Definitivamente es bueno que un partido tenga tanta legitimidad como la tiene Morena, pero ninguna democracia sobrevive sin oposición. Y sobre el terrible estado de la oposición creo que no hay a nadie más a quien culpar más que a los mismos liderazgos opositores que no supieron renovarse ni entender lo que pasó en el País en los últimos seis años. El ocaso opositor sólo lanza un poco de luz naranja con MC, que aún habrá por ver si logra proyectar su luz al siguiente amanecer.

AMLO se va de la Presidencia, se va por lo alto y su legado queda para el juicio de la historia.