El Imparcial / Columnas /

Nicaragua y su pian pianito

Guatemala ha estado acogiendo a exiliados y rechazados por el gobierno nicaragüense.

Jesús Canale

“Piano, piano” original del italiano que se puede traducir como “despacio, despacio” aunque mejor aún como “poco a poco”. La expresión castellanizada “pian pianito”, reconocida por la Real Academia Española como un decir coloquial para significar “a paso lento” o “poco a poco”.

Pues bien, sucede que en Nicaragua los notables cambios sociopolíticos que hemos visto en las últimas décadas tras el recurrente arribo y prolongada estancia de Daniel Ortega al poder y tras sus intentos de una implantación capilar de su ideología en todo el país, se ha dado todo ello precisamente a cadencia de “pian, pianito” y cada vez más y más.

Hace unos meses, en este mismo espacio, comentaba cómo las expropiaciones de casas de ciertas áreas de Managua, la ciudad capital, se dieron gradualmente bajo el anunciado motivo de que “fueron resultado de lo robado al pueblo” pero resultó que quienes merecieron habitar después esas propiedades fueron allegados al círculo del poder y muy en especial los militares de cierto rango.

Frances Robles, una analista y articulista sobre América Latina y el Caribe que toca el tema Nicaragua con alguna frecuencia, en una de sus publicaciones aparecida el 26 de septiembre de 2023 anotó: “En los últimos días, el gobierno ha empezado a hacerlo oficial de forma descarnada, desplegando y confiscando propiedades de sus oponentes, incluidas las casas de dos ex ministros de Relaciones Exteriores….El actual líder del país, Daniel Ortega, lideró la revolución sandinista que los llevó al poder y vive en una casa que confiscó hace décadas”.

Es imposible negar que Ortega ha impuesto un Gobierno autoritario cuyo quicio ha sido él mismo y tan lo ha sido, que además de estigmatizar, encarcelar o mandar al exilio a no pocos de sus adversarios, hoy les arrebata sus casas.

La renaciente moda de apropiarse de casas habitación se inauguró con la confiscación de una universidad jesuita y el arresto de varios sacerdotes; ha trascendido que el régimen originalmente la llevó bien con algunos sacerdotes y obispos católicos, incluso compartiendo algo de su autoridad con ellos, pero luego los ignoró y recientemente los reprimió.

Entonces abrió puertas a pastores evangélicos que fueron creciendo en su número de seguidores, tanto que al último gran evento organizado para dos días por el creciente movimiento evangélico Mountain Gateway en noviembre del año pasado, acudieron más de 300 mil personas, requiriéndose cientos de autobuses para los traslados.

El gobierno de Ortega acusó a esa organización de lavado de dinero y otros cargos y en una redada sorpresiva aprehendió y encarceló a una decena de pastores; hoy el citado movimiento vive allí sus últimos días, sin embargo los observadores más confiables han insistido en que detrás de esto prevalece el celo del presidente que no está dispuesto a compartir la autoridad con nadie y en estos días está ocurriendo en Nicaragua la eliminación de más de mil organizaciones de la sociedad civil o no gubernamentales, según reportó apenas antier el articulista Robles.

Guatemala ha estado acogiendo a exiliados y rechazados por el gobierno nicaragüense. La evolución del autoritarismo al totalitarismo en Nicaragua -que por cierto es ya el segundo país más pobre del hemisferio- se reconoce cada vez más evidente. Las primeras sospechas sobre los alcances futuros de Daniel Ortega surgieron cuando, tras haber perdido las elecciones (y el liderazgo) en 1999, logró tras unas modificaciones constitucionales recuperar el poder en 2007 y en los siguientes 10 años fue “pian pianito” debilitando la democracia a base de interferir en las elecciones, la Asamblea Nacional (legisladores) y la Corte Suprema, según explicaciones de Frances Robles.

Las masivas y más recientes concentraciones populares opuestas al régimen ocurrieron en 2018 (foto); las represalias estuvieron a la vista de todo el mundo. La estrategia política de moda y ciertamente la más efectiva y de primera elección en pueblos latinos tropicales es, sin duda alguna, “pian pianito”.