Canal Once
La tele de los medios corporativos es una intersección entre el mercado y las audiencias.
Canal Once ha sido una fuente de programación social con contenido de calidad a lo largo de décadas. Como director del Once, Carlos Brito innovó, lideró un muy buen proyecto de apertura a la nueva realidad social del México y a su enorme diversidad. Hizo un trabajo excepcional. El nombramiento de Renata Turrent como la próxima directora del canal provocó reclamos, peticiones y quejas acusándola de transfobia y también preocupación de que haya retrocesos en la programación con contenidos de la diversidad sexual.
Durante la campaña presidencial de Sheinbaum a Renata coordinó los vínculos con universidades y tuvo el mejor desempeño. Me tocó colaborar con ella en los foros sobre política exterior que hicimos en la Ibero y en el Tec de Monterrey y fue ultra profesional. Renata es además una feminista muy acompañada por Marta Lamas y por otros liderazgos. Sin embargo, Renata cometió un error en el 2022 cuando en una mesa en la tele pública de la CDMX que ella conducía tuvo a un par de invitados que iban a denunciar la cancelación de un foro en la UNAM y que terminaron hablando de las divisiones en los feminismos, del aborto, de las nuevas masculinidades, de qué significa ser una mujer y de las identidades trans. Es decir, fue una mesa sin orden editorial. El error más grave es que en ese espacio sus invitados emitieron comentarios que niegan la identidad de las personas trans sin contrapeso y sin la interrupción de la moderadora. Esto generó movilizaciones y denuncias de transfobia en el Canal 21 de la CDMX. La defensoría de audiencias emitió una disculpa pública, pero esto no fue suficiente para las quejosas. Querían una disculpa de la conductora y el ofrecimiento de una reparación del daño. Siguen esperando a la fecha y hoy critican el nombramiento en el Once.
Las personas trans son las más violentadas dentro de las minorías de la diversidad sexual. Lo son prácticamente desde el momento en el que empiezan a expresar su identidad de género. Desde niñez, desde adolescentes, en los espacios que tendrían que ser los más seguros para ellas, en sus propios hogares, y después en las calles, en las escuelas, en los trabajos. Esa violencia sistémica les acompaña a lo largo de todas sus vidas, causándoles problemas de salud mental, de acceso a la justicia, de acceso a la salud, a la educación, a un empleo formal. En el “mejor” escenario una persona trans “sólo sufre” acoso, bullying, a lo largo de toda su vida; en el peor son asesinadas. Son además las más precarizadas.
Turrent agradeció la invitación de la presidenta electa y señaló en un tuit que “todas las personas deben ser representadas con dignidad e incluidas en la tele pública”. En ese mensaje señaló explícitamente a las personas Lgbtiq+. Creo que aquí hay que poner el énfasis. En que el Once siga siendo el espacio que lleva cinco años haciendo transmitiendo una marcha virtual LGBT. Que siga siendo el espacio en el que se tejen alianzas colectivas como la que se hizo con el Comité IncluyeT, con Impulse y otras organizaciones. Que siga con programas de calidad sobre la diversidad sexual, con personas no binarias como sus conductoras, con personas trans en sus mesas, con reportajes especiales sobre todas las identidades. Incluso con un espacio fijo en la tele abierta, ya que casi todos los esfuerzos han sido en su plataforma digital.
La tele de los medios corporativos es una intersección entre el mercado y las audiencias. Si a los anunciantes de grupos comerciales con valores conservadores no les gusta un contenido progresista, simplemente se retiran. Ejercen un silencioso, pero poderoso veto comercial. Así de simple. Si en cambio son las audiencias las que se quejan muy copiosa y visiblemente de algún contenido violento, los grupos comerciales progres se retiran con boletines y promesas. La tele pública no enfrenta esta dictadura. Debe ser un reflejo del País y de su enorme diversidad. Renata lo sabe bien y tiene un hermoso reto por delante. Todas las personas tenemos derecho a equivocarnos, a recular y a enmendar.