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La Presidenta

No hubo en los discursos inaugurales de la presidenta Claudia Sheinbaum ninguna señal de que pretenda alejarse de la línea fijada por su predecesor.

Sergio Sarmiento

No regresará el régimen neoliberal que tanto daño le hizo a México”,

CLAUDIA SHEINBAUM.

No hubo en los discursos inaugurales de la presidenta Claudia Sheinbaum ninguna señal de que pretenda alejarse de la línea fijada por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. En el Palacio Legislativo dijo que, “aunque a él no le gusta que lo digan”, ha sido “el mejor Presidente de México” (en realidad, no solo le gusta, sino que le encanta). Tanto en el Palacio Legislativo como en el Zócalo se refirió una y otra vez al “presidente López Obrador”, como si este siguiera siendo el mandatario y ella solo una representante.

En el Zócalo Sheinbaum ofreció sus 100 compromisos, igual que el tabasqueño el 1 de diciembre de 2018. Ahí afirmó: “Andrés Manuel López Obrador le devolvió la dignidad a nuestro pueblo y nadie nunca se la podrá arrebatar”. En otro momento declaró: “El presidente López Obrador nos dejó una tarea”, un programa de vivienda popular. Cuando habló de la necesidad de fortalecer a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad, apuntó que esta mantendrá el 54% de la generación de electricidad: “Así lo dejó el presidente López Obrador porque es indispensable la soberanía energética”.

Muchas de las nuevas promesas son meras calcas de las de López Obrador. Afirmó, incluso, que mantendría el “humanismo mexicano”, que AMLO dice, es su filosofía política. El villano favorito de López Obrador, el ex presidente Felipe Calderón, reapareció en el Zócalo: “No regresará la irresponsable guerra contra el narco de Calderón que tanto daño le hizo a nuestro País”. Me pregunto si al final de este sexenio, en 2030, le seguirán echando la culpa a Calderón de los problemas del País.

Sheinbaum afirmó que mantendrá todos los programas sociales de López Obrador, pero además establecerá otros nuevos. “Todas las mujeres de 60 a 64 años recibirán un apoyo bimestral”, dijo, pero nunca habló de cuánto costarán ni los viejos ni los nuevos programas. Tomó también una de las promesas de López Obrador al comprometerse a no aumentar los precios de la gasolina y el diésel por arriba de la inflación, sin preocuparse de las condiciones de mercado o de los costos de producción.

La lista de promesas continuó sin una sola palabrasobre los límites de lo posible. “Consolidaremos el Programa Espacial Mexicano”, dijo, “y tendremos un satélite nuestro”. ¿Por qué debería ser esto un compromiso de un País en desarrollo? De la misma manera, prometió que México tendría un “producción de litio con desarrollo tecnológico propio”. Hasta ahora, sin embargo, la “nacionalización” del litio no ha servido más que para frenar la poca actividad de producción que teníamos.

Si bien Sheinbaum saludó diplomáticamente en el Palacio Legislativo a la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, que López Obrador se negó a reconocer, en su discurso del Zócalo dejó claro que apoya la reforma judicial. Afirmó que vamos a construir “un verdadero Estado de derecho con el cambio a la Suprema Corte de Justicia y al poder judicial”.

El deseo de continuar la concentración del poder que empezó AMLO se simbolizó en la decisión de conformar una comisión de bienvenida para Sheinbaum, formada exclusivamente de legisladoras de la alianza gubernamental. Los líderes de la 4T no querían que ningún miembro de la oposición manchara la supuesta unanimidad del País.

Veremos con el tiempo si la Presidenta decide escuchar las voces disidentes. Por lo pronto ayer vimos esta alianza entre viejos militantes del partido hegemónico y antiguos integrantes de la izquierda disidente consolidados como una fuerza hegemónica que ni el PRI llegó a tener. La presidenta Sheinbaum, una mujer inteligente que supo luchar desde la oposición, tendrá que mostrar ahora si realmente tiene una inclinación democrática.

LOS ATAQUES

A los dirigentes autoritarios les gusta promover guerras para obtener popularidad, aunque muchos inocentes mueran. Lo vemos ahora con los intercambios de ataques entre Israel e Irán. Estamos más cerca que nunca de una guerra que solo producirá tragedias.