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¿Hasta cuándo vas a querer ser otra persona?

A Michael Jackson no le alcanzaba con llevarse muchos premios. Quería toda la gloria para sí mismo. Necesitaba que en la gala de los Grammys nadie brillara más que él.

Juan Tonelli

Historias demasiado humanas

Walter Yetnikoff era el mítico presidente de la discográfica CBS (actualmente Sony Music). Tenía una reputación de ser un hombre duro, implacable con sus enemigos y competidores.

Los artistas que trabajaban con CBS lo adoraban. No sólo les conseguía millonarios contratos, sino que siempre estaba disponible -y hasta disfrutaba- hacer trabajos sucios.

Este atributo le sirvió para desarrollar vínculos muy especiales con varios de ellos, dado que se ganaba la confianza y máxima intimidad de sus representados. Solía llevar a cabo tareas que los artistas deseaban pero que no podían ejecutar para no exponer sus propias miserias.

Un día lo llama un artista que acababa de aterrizar en el Olimpo de los dioses de la música. Hasta pocos meses atrás, era sólo alguien muy talentoso.

Sin embargo, el disco recientemente presentado –“Thriller”-, ya estaba al tope de todos los rankings, llegando a vender 70 millones de copias, récord absoluto de todos los tiempos.

En esos mismos días se reunía el comité que elegiría a los ganadores de los premios Grammy. Esa distinción es la más alta en el mundo de la música y era un secreto a voces que “Thriller” se llevaría varios.

Del otro lado de la línea telefónica estaba nada menos que Michael Jackson.

Después de dar vueltas en una conversación que parecía no ir para ninguna parte, Michael Jackson se animó a plantearle al presidente de CBS lo que pretendía.

-”Quiero que hables con los miembros claves del comité que decide los Grammys, e impidas que nos premien en el rubro ‘Mejor Productor’. A ellos les va a venir bien, así ‘Thriller’ no se lleva todas las estatuillas”.

Durante unos instantes Walter Yetnikoff quedó desconcertado.

¿Por qué Michael Jackson no querría que ganaran también en esa categoría? Quincy Jones no sólo había realizado un excelente trabajo, sino que había hecho posible ese disco. Era un hombre con una enorme trayectoria, ganador de varios Grammys en el pasado, y en este caso, el “alma” de “Thriller” junto con Michael Jackson.

Después de unos segundos de confusión, el astuto presidente de CBS comprendió el trasfondo del pedido.

-”Me ocuparé del tema, Michael”.

A Michael Jackson no le alcanzaba con llevarse muchos premios. Quería toda la gloria para sí mismo. Necesitaba que en la gala de los Grammys nadie brillara más que él.

Cuando conocí esta historia no pude menos que sorprenderme. O quizá no tanto.

¿Como no relacionar este hecho, tan pequeño pero elocuente, con lo que sería la posterior vida de Michael Jackson?

¿Es posible separar su enorme necesidad de ser visto, con las infinitas cirugías que haría a lo largo de su vida, para tener el cabello lacio y la piel blanca, o sea, para no ser quien era?

¿Cuáles habrán sido sus traumas que lo marcaron a fuego para necesitar tanta aprobación de los demás?

¿Habría llegado tan lejos si no hubiera tenido tanto dolor para comportarse así?

¿Es posible no vincular hechos como éste -que imagino que habrán sido muchos-, con el triste y trágico final que tuvo su vida?

Y lo más importante: ¿Qué paralelismos y aprendizajes deja esta historia para nuestras propias vidas?

¿Es sano pretender que todo el mundo nos quiera?

Trabajar obsesivamente para ese objetivo ¿nos brinda paz, o por el contrario, agrava aún más nuestra vulnerabilidad, generándonos más angustia?

¿Puede surgir algo bueno del rechazo a nosotros mismos, de ese anhelo de ser otros, y de que todo el mundo nos preste atención y nos admire?

¿Tan difícil es vivir en paz con lo que somos?

¿Y tú? ¿Hasta cuándo vas a seguir esforzándote para que los demás te quieran, para que todos te miren? ¿Hasta cuándo piensas seguir rechazando quién en verdad eres? En el fondo, ¿hasta cuándo vas a seguir autodestruyéndote?

Juan Tonelli

Autor de “Un elefante en la habitación”, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar. Conferencista.