México desde Iberia

Un asunto familiar me mantuvo varios días en la Península Ibérica y, como suele suceder cuando uno está fuera de su País, ocurrió como reflejo autónomo el hecho de comparar cosas allá vividas con la cotidianeidad social, cultural y política de mi propia tierra, México. Para ejemplos: Visitar la Casa de México en el barrio de Chamberí en Madrid (foto adjunta) fue una muy agradable sorpresa, en especial porque en estas semanas se muestra allí un imponente altar de muertos con motivos artesanales que contienen un incisivo poder tradicional e histórico, además ver una vasta exhibición de catrinas, piezas de pan de muerto y demás motivos necrológicos que sólo se ven en nuestro País. Por otro lado, pasar un 12 de octubre en España es algo especial toda vez que es una celebración nacional llamada el “Día de la Hispanidad”, del surgimiento del mestizaje que dio origen a las actuales culturas hispanoamericanas; se trata de una celebración de gran enraizamiento popular visible en muchos sucesos que se viven ese día, unos muy imponentes como el desfile tradicional con la presencia del Rey, del Presidente del Gobierno español –actualmente Pedro Sánchez- y su gabinete y de la representación de las fuerzas armadas. Haber visto cómo en la escuela de mis nietos los alumnos de todos los grados, desde primaria hasta el bachillerato, llevan cada uno su bandera nacional, se entona el himno nacional, se escuchó el discurso presencial de un mando militar, otro de un mando de la Guardia Civil, la oración de un sacerdote y una austera y silenciosa ceremonia a los fallecidos por el honor de la Patria: A decir verdad tal escena sería una inusual o compleja convergencia de actores en nuestro País. En estos días el gobierno nacional español vive una crisis por escándalos de diverso origen que recaen en el jefe del gobierno nacional por la expulsión de su esposa como académica de la Universidad Complutense (equiparable a nuestra UNAM), también por la corrupción señalada de elementos de su gobierno en un indiciado contubernio con la vicepesidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, además por una fractura en el seno del partido gobernante, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), así como el encausamiento que por primera vez en la era democrática de España sufre un Fiscal General de la Nación como resultado de la decisión unánime del Tribunal Supremo emitida apenas el pasado miércoles, todo esto exhibido con máximo detalle en los medios incluyendo las declaraciones contradictorias (falsedades) de los políticos en el poder y sin escucharse objeciones de parcialidad sobre los juzgadores a pesar de la altura de cargos de los imputados. Otro tema es el notable crecimiento de la migración de hispanoamericanos a España; como dato confirmado, solo en los últimos tres meses del año pasado migraron de Hispanoamérica a España 43 mil colombianos, 27 mil venezolanos, 17 mil peruanos, 8 mil argentinos, 7 mil hondureños y 6 mil ecuatorianos, y es muy notorio que la atención al usuario en pequeñas y medianas empresas está mayormente a cargo de migrantes de Hispanoamérica. La visita al santuario de Fátima (Portugal) resulta fácil desde España y sorprende encontrarse allí con visitantes europeos, africanos, asiáticos y notablemente también hispanoamericanos; llama la atención ver peregrinos que van de rodillas hasta por cientos de metros en la enorme explanada del santuario igual a como los ve uno en la Basílica de Guadalupe en la CDMX. Pues bien, así hoy y a vuelo de pájaro, las diferencias pero quizá más las similitudes de nuestra gente con los ibéricos no se dejan ocultar y resaltan a primera vista: Iberia e Hispanoamérica en los tiempos de la Unión Europea y de la influencia norteamericana y a pesar de la anchura del Atlántico no ocultan sus improntas recíprocas.