¿Qué pasará por su mente?
Se ha preguntado usted, ¿qué pasa por el cerebro de un jugador, cuando se decide a agredir a la autoridad (árbitro)?
Resulta y resalta que esta semana las redes de los deportistas que practican “el juego del hombre”, “el wachobol” o el futbol soccer estuvieron muy movidas y esto motivado a que el pasado fin de semana un jugador de la Liga Central golpeó a un árbitro en un partido del rol regular.
Usted al igual que yo somos gente de futbol, algunos hemos jugado por más de cuatro décadas, otros por menos y los más afortunados por más, sabemos que dentro del terreno de juego pasan muchas cosas, nos decimos muchas palabras entre los compañeros del mismo equipo, alegamos con los contrarios, le gritamos al árbitro, le reclamamos muchas jugadas y la gran mayoría de las veces se termina el partido y tan amigos como siempre.
Tanto usted como yo, sabemos y conocemos a jugadores que han agredido a un árbitro (conozco a un arbitro que lo golpearon en el juego de las 8:00 y también en el juego de las 10:00 de la mañana, pero conste que no estoy justificando a nadie ni estoy de acuerdo en las agresiones), desde el año de 1985 a la fecha, sí tengo conocimiento que han agredido a unos 20 árbitros (por cierto a un servidor alguna vez alguien le pegó una patada en la espalda baja al terminar de pitar un partido).
Como les decía el pasado domingo en el campo de la Hacienda de la Flor en un partido que se encontraba 3-2, el árbitro decide agregar 9 minutos, tiempo que le bastó a un equipo para darle vuelta al marcador y ganar 4-3 (sin duda debió ser un muy buen partido), ahí es donde inicia “el show” porque minutos antes de que terminara el tiempo normal el árbitro decide expulsar a un jugador por segunda amarilla, cuando cae el gol del triunfo o de la derrota para el agresor, sale corriendo como no había corrido en todo el partido, a una gran velocidad y se abalanza contra el árbitro con un “recto” que ya lo quisiera “el Canelo”, el “nazareno” recibe el golpe y al parecer cae noqueado (así se ve el video), no contento con esto el agresor viendo que el árbitro estaba tirado en el suelo y sin forma de defenderse le propina una tremenda patada que lo hace girar del lugar donde se encontraba, en ese momento los jugadores del equipo ganador se meten a defender al árbitro y se forma la cámara húngara, cosa que aprovecha el mismo agresor (eso parece) y regresa a pegarle otra patada al “nazareno” entre costilla y costilla.
Estoy seguro de que ni ustedes ni yo estamos de acuerdo con una agresión, la violencia engendra rencor, venganza y más violencia, algo debemos hacer todos los que aquí estamos inmiscuidos, ese muchacho (agresor) es parte de nuestra sociedad, creo que como sociedad, como padres, como familiares, como entrenadores, como compañeros, como dirigentes tenemos cuando menos una pisca de culpa, vamos buscándole una solución “integra” a estos problemas.
Se ha preguntado usted, ¿qué pasa por el cerebro de un jugador, cuando se decide a agredir a la autoridad (árbitro)?
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