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Animales a la Constitución

Nunca antes en la historia del País un Ejecutivo federal había respaldado una iniciativa para prohibir el maltrato animal.

Genaro  Lozano

Genaro Lozano

Poco después de la toma de protesta en el Congreso, Claudia Sheinbaum dio su primer discurso como presidenta de México en el Zócalo capitalino en el que prometió apoyar la prohibición constitucional del maltrato animal. No era una promesa nueva, sino un refrendo de su punto 19, de los 100 que prometió en campaña. Tampoco era una novedad, pues el ex presidente López Obrador mandó una iniciativa en ese sentido. Sin embargo, la reiteración sí generó expectativas entre los colectivos de defensa de derechos de los animales. ¡Y cómo no!

Nunca antes en la historia del País un Ejecutivo federal había respaldado una iniciativa para prohibir el maltrato animal. En algunas entidades federativas hay leyes que prohíben el maltrato y la organización Anima Naturalis incluso hizo un atlas del maltrato animal en México para conocer cuáles son las leyes que aplican en cada entidad. Sin embargo, a nivel federal no hay ni prohibición ni una ley general del bienestar animal. Por ello, la organización Igualdad Animal presentó una iniciativa en ese sentido, con propuestas para elevar a rango constitucional la prohibición del maltrato animal.

En marzo de 2021 Igualdad Animal logró que el diputado Fausto Gallardo, del PV, presentara una iniciativa de reforma al artículo 73 de la Constitución al que se sumaron los diputados Juan Luis Carrillo y Mario Peraza, ambos del PV, así como el diputado Ismael Brito, de Morena. La iniciativa buscaba facultar al Congreso para legislar sobre bienestar y trato digno a los animales. La iniciativa avanzó en comisiones, pero se quedó congelada. En el Congreso mexicano siempre parece más fácil que nada avance a que algo se apruebe. Esto es lo que pasó con esa iniciativa y con una similar en el Senado que quedó congelada desde la última Legislatura que acompañó a Peña Nieto.

Sin embargo, en marzo de 2023, el presidente López Obrador mandó su paquete de 18 reformas constitucionales, el llamado Plan C, en el que también se incluía la prohibición del maltrato animal. Ya con el apoyo de Morena la reforma al artículo 73 fue aprobada con 482 votos a favor, facultando al Congreso a legislar sobre bienestar animal, que era el objetivo que buscaban Igualdad Animal y las demás organizaciones animalistas. Además de eso, el ex Presidente también solicitó reformar los artículos 3º y 4º constitucionales. La reforma al 3º busca que se incluya la protección animal en planes de estudios para formar ciudadanía responsable de todos los seres vivos con una visión no punitivista. La reforma al 4º constitucional busca que el Estado garantice la protección y conservación de los animales.

Esos avances fueron celebrados por organizaciones de defensa de los animales, aunque la gran mayoría de éstas rechazó uno de los 4 artículos transitorios que se proponían para la Ley General de Bienestar Animal. El Senado no ha votado estas reformas. Por ello, la promesa de la presidenta Sheinbaum de apoyar el tema revive los ánimos de que el Senado apruebe estas reformas y avance en la prohibición del maltrato en la Constitución, en las reformas al 3º y 4º constitucionales y en la una Ley General de Bienestar Animal que pueda ser aplicada en todo el País.

La agenda de derechos de los animales genera todavía hoy mucho rechazo, especialmente entre los productores de animales para consumo humano y entre los empresarios que todavía hoy siguen financiando fiestas crueles y violentas como las corridas de toros. Para las organizaciones no es fácil defender estos temas, especialmente cuando hay quienes piensan que no son “asuntos relevantes” o que se meten con empleos. Afortunadamente las generaciones más jóvenes apoyan con más fuerza los derechos de los animales y son las que están generando un cambio cultural importante.

En sus 100 puntos, Sheinbaum incluyó el respeto a los animales como parte de “Una república fraterna”. Y es esto lo que se busca, parafraseando a Gandhi, un país, una civilización se puede juzgar por la forma en la que trata a sus animales. Poner a los animales en la Constitución es un buen inicio en ese largo camino.