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El padre Marcelo

La situación en Guanajuato es trágica, por supuesto, y debe encararse, pero eso no significa que ni la muerte del sacerdote ni la situación de Chiapas puedan minimizarse.

Sergio Sarmiento

El padre Marcelo ha sido un símbolo de resistencia y acompañamiento para las comunidades de Chiapas durante décadas, defendiendo la dignidad, los derechos de los pueblos y la construcción de una paz verdadera”,

Jesuitas México.

La presidenta Claudia Sheinbaum lamentó el homicidio del sacerdote y activista social tzotzil Marcelo Pérez Pérez. Pidió a la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, que “estuviera en contacto con el gobernador” de Chiapas, Rutilio Escandón, y “con las autoridades eclesiales”. Añadió: “Por supuesto, lamentamos este hecho y no podemos especular. Necesitamos que se hagan las investigaciones”.

Entiendo la cautela. No podemos conjeturar sin elementos sobre las razones del asesinato, pero sí podemos recordar que el padre Marcelo fue uno de los sacerdotes que encabezaron la marcha por la paz en Chiapas del 13 de septiembre.

La Presidenta señaló ayer: “Estamos trabajando en Chiapas”, una entidad gobernada por un morenista que será reemplazado en diciembre por otro morenista, pero casi de inmediato cambió el foco de atención a Guanajuato, un Estado cuya Gobernadora es panista. “Ustedes saben que en Guanajuato, ustedes saben que, si vemos la tabla de homicidios, es la que ocupa el primer lugar en homicidios. Está Chihuahua, Estado de México, Baja California. Estamos trabajando y se está haciendo una estrategia, que no es de un día a otro, pero hay una estrategia que se va a notar en poco tiempo. Entonces lo mismo es para Chiapas. Si nos permiten, cuando venga el gabinete de seguridad platicaremos qué se está haciendo y cómo se va a proteger a la ciudadanía en Chiapas”.

La situación en Guanajuato es trágica, por supuesto, y debe encararse, pero eso no significa que ni la muerte del sacerdote ni la situación de Chiapas puedan minimizarse. Es cierto que Guanajuato es en estos momentos la entidad con mayor número total de homicidios dolosos. Entre enero y agosto de este 2024 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública registró 1,630 homicidios dolosos en Guanajuato, 1,434 en Baja California, 1,367 en el Estado de México y 1,142 en Chihuahua. En Guerrero son sólo 967, en Colima 506 y en Chiapas 476. Pero si se ponderan los homicidios por población, que es una forma más realista de registrarlos, el primer lugar en homicidios del País lo tiene por mucho el pequeño Estado de Colima, con 63.87 por cada 100 mil habitantes, seguido de Chihuahua con 28.57 y Guerrero con 26.81. Guanajuato estaría en cuarto puesto con 25.15 y Chiapas muy atrás, con 7.9.

Casi todo México, empero, está viviendo una crisis de violencia. La tendencia ascendente empezó en el sexenio de Felipe Calderón, cierto, pero no podemos cerrar los ojos al hecho de que en su Gobierno se registraron 120,463 homicidios, muchos menos que los 199,594 de López Obrador. También está documentado que en el Gobierno de AMLO hubo 52,090 desaparecidos, muchos de los cuales seguramente están muertos, frente a 17,106 con Calderón (cifras oficiales recopiladas por Edu Rivera @edusax79). Seguirle echando la culpa a Calderón, que terminó su Gobierno en 2012, o preocuparse más por los homicidios de Guanajuato que por los de estados morenistas carece de sentido.

No conocemos las razones del asesinato del padre Marcelo, pero sí sabemos que entre enero y agosto de este 2024 se acumularon 17,176 homicidios dolosos en nuestro País. Es una cifra lastimosamente alta. El padre Marcelo es solo una persona que se suma a la estadística, pero su asesinato debería recordarnos que la principal responsabilidad del Estado es cuidar la seguridad de los gobernados. Esta es una tarea en la que han fracasado todos los gobiernos, desde Calderón hasta López Obrador.

Ocurrencia

Cuando AMLO culpó a Genaro García Luna de haber participado en el asesinato de Luis Donaldo Colosio hace 30 años se entendió como una más de sus ocurrencias. Este 18 de octubre, sin embargo, tanto la presidenta Sheinbaum como la secretaria de Gobernación revivieron la ocurrencia, que no revela más que desconocimiento de los expedientes del caso.

Sergio Sarmiento

www.sergiosarmiento.com