Sin luz
La noticia más reciente es que, ahora, los cubanos se quedaron sin electricidad. Un apagón masivo que duró cuatro días.
Juegos de poder
Un joven Leo Zuckermann visitó Cuba por última vez hace 33 años. Su novia le había advertido de la difícil situación que se estaba viviendo en la isla. Eran las épocas del “Periodo Especial en Tiempo de Paz” decretado por Fidel Castro. El Muro de Berlín había caído, el bloque socialista se desintegraba y la Unión Soviética desaparecía. La economía cubana había dejado de recibir los multimillonarios subsidios que la mantenían a flote.
La escasez campeaba en todos los mercados.
En visitas anteriores, Zuckermann había comprado todo con dólares. En esta ocasión, ni la moneda extranjera servía del todo para el intercambio comercial.
Las tiendas que aceptaban divisas estaban vacías. Imperaba una economía de trueque. Con el humor que caracteriza a los cubanos, habían bautizado a este sistema como “sociolismo” porque todo se arreglaba con un “mira mi socio, yo tengo un par de botellitas de ron que te puedo cambiar por un pollo”.
Con sus dólares, Zuckermann rentó un Lada destartalado a unos vecinos de su novia. El primer reto fue conseguir gasolina. En el mercado negro, los gasolineros no aceptaban la divisa estadounidense. Demandaban productos de primera necesidad. En el Vedado, el mexicano encontró una persona que sí quería dólares a cambio de jabones, aceite, yuca y huevos. Los puso en la cajuela del coche soviético y, con ellos, consiguió la gasolina.
A partir de entonces, la cajuela de Zuckermann se convirtió en un depósito de todo tipo de productos con los que realizaba sus trueques. En algún momento por ahí durmió un pollo desplumado.
La situación era muy triste. Todos se quejaban. Todos en voz baja porque tenían miedo del régimen del “Caballo”, como le decían a Castro.
“Esto es insostenible”, pensó Zuckermann al abandonar la isla después de su viaje al pasado.
33 años después, ya con el “Caballo” difunto, el régimen castrista ahí sigue.
La economía ha tenido sus vaivenes, pero hoy, como me dijo una amiga cubana, “está peor que nunca”. Y vaya que esa amiga, que vive en México y visita con frecuencia la isla, ha pasado por muchas de las vicisitudes de la Revolución cubana. En su momento, fue una joven que apoyó apasionadamente al régimen revolucionario. En el “Periodo Especial” se decepcionó y migró. Hoy vive entre la melancolía y el enojo con la mentada Revolución.
La persistencia del régimen cubano sigue siendo para mí una especie de enigma. Entiendo, y me lo han explicado miles de veces, el control y la represión que ejercen las autoridades sobre la sociedad. El régimen, también, se ha beneficiado enormemente de la salida de la gente desesperada. Se calcula que, de 2020 a la fecha, ha migrado un par de millones de cubanos al extranjero que representan el 20% de la población. Una barbaridad.
Todo eso lo entiendo y otros factores como la habilidad de los cubanos para arreglárselas. Perfecto. Lo que me parece increíble es que todavía haya 10 millones que, por un lado, vivan en la escasez cotidiana y, por el otro, sin libertades. (Eso sí, hay que reconocerlo, en Cuba existe mucha igualdad social: Todos son pobres).
¿Qué futuro puede imaginar un joven cubano en estas circunstancias?
La noticia más reciente es que, ahora, los cubanos se quedaron sin electricidad. Un apagón masivo que duró cuatro días.
Obvio, el régimen le echó la culpa al “bloqueo de Estados Unidos”.
Para empezar, no es un bloqueo sino embargo. Cuba puede hacer transacciones comerciales con quien quiera. En el caso de Estados Unidos, lo que existe son restricciones de los productos que puede adquirir de esa nación. Vender, nada, porque igual no tienen nada que venderles a los yanquis.
El embargo, y así lo he dicho en varias ocasiones, es una política fallida de Estados Unidos. No ha logrado que caiga el régimen comunista, pero sí le ha otorgado el pretexto perfecto para justificar todos los males que suceden en la isla. Fidel, quien era un genio comunicativo, sabía cómo victimizarse frente a los gringos para mantener el apoyo de su pueblo.
En 2016, el entonces presidente de EU, Barack Obama visitó Cuba. Se cuenta que, después de ver La Habana desde el aire en el Air Force One, y viajar por sus calles en La Bestia, le comentó a uno de sus colaboradores: “¿de verdad este país es una amenaza para nuestra seguridad nacional?”.
Con su natural sentido del humor, los cubanos les dicen a los apagones de electricidad “alumbrones” porque, según ellos, “lo extraordinario no es que no haya luz, sino que la haya”.
Literal y metafóricamente, no hay luz en Cuba.
Pero los castristas siguen en el poder. Increíble.
Leo Zuckermann
X: @leozuckermann