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Elevar nuestra piedra

La etapa que con gran ilusión vivió México con una incipiente construcción de instituciones, de trazar camino a una auténtica separación de poderes, en búsqueda de un auténtico combate a la corrupción, de transparentar ejercicio de gobierno y destino de recursos, de definir esquemas de seguridad alejados del militarismo, de erradicar prácticas anticompetitivas, de buscar una auténtica y eficiente impartición de justicia, entre muchas otras aspiraciones, ha concluido.

Óscar Serrato

Camus, en su ensayo “El mito de Sísifo” nos presenta una narrativa sobre lo absurdo. Sísifo de acuerdo con la mitología griega fue condenado a levantar una enorme piedra hacia las cimas para ver la piedra descender de nuevo. Camus lo presenta como un héroe absurdo que nos deja grandes lecciones.

En la condena de Sísifo y en su valiente entrega encontramos una gran lección aplicable hoy en día. La búsqueda de crear un México de instituciones, apegado a ideales constitucionales de separación de poderes, bajo un pacto federal, con democracia representativa, alejado de: Presidencialismo, militarismo, caudillismo y sobre todo con manejo pulcro de la hacienda pública, sin corrupción. La piedra de Sísifo se asemeja a nuestras aspiraciones, hoy sepultadas bajo pesadas lápidas que inhiben el desarrollo.

La etapa que con gran ilusión vivió México con una incipiente construcción de instituciones, de trazar camino a una auténtica separación de poderes, en búsqueda de un auténtico combate a la corrupción, de transparentar ejercicio de gobierno y destino de recursos, de definir esquemas de seguridad alejados del militarismo, de erradicar prácticas anticompetitivas, de buscar una auténtica y eficiente impartición de justicia, entre muchas otras aspiraciones, ha concluido.

Cuando parecía que la cima estaba al alcance observamos que al igual que Zeus condenó a Sísifo, la furia de un pequeño hombre que fracaso en su intento de transformación positiva, en su furia y afán destructivo nos condena al igual que a Sísifo a de nuevo buscar elevar nuestras aspiraciones a la cima.

Ante el fracaso de instituciones creadas para contener la destrucción del Estado, hay que señalar que todo esto sucede por quienes desde la partidocracia crearon las condiciones de captura institucional bajo su aspiración de ser ellos quienes capturarían al Estado.

Sin menoscabar la corresponsabilidad de una sociedad apática que, habiendo delegado lo público en actores políticos y líderes de sociedad civil, olvidamos que las obligaciones en una democracia van más allá de acudir a votar. Actores que, con los hechos, brincos partidistas y contubernios, dejan en evidencia su falta de honorabilidad, rapacidad y ausencia de escrúpulos.

Los recientes ciclos electorales dejan la lección de que nunca más debemos de delegar con fe ciega en los partidos la conducción de la democracia, sus impresentables dirigentes solo buscan el sobrevivir y el lucro personal. Como optimista irredento, me gustaría pensar que de los partidos existentes algo se podría rescatar en la construcción de alternativas, aún, sin embargo, no hay que desestimar los esfuerzos de creación de nuevos partidos.

Los ciudadanos debemos ser muy firmes en nuestras convicciones y dejar muy claro a los políticos de siempre que con ellos, sin ellos o a pesar de ellos, buscaremos, al igual que Sísifo, elevar nuestra roca a la cima cuantas veces sea necesario. En breve conoceremos el paquete fiscal de la Federación donde encontraremos indicios sobre el Estado que guarda la administración pública federal, la poca información disponible indica que la actual administración recibió un déficit fiscal desenfrenado, deuda pública récord, un sector para estatal deficitario y la obligación legal de continuar programas clientelares y obras caprichos.

Para Claudia Sheinbaum, este presupuesto 2025 representará el momento de la verdad, donde tendrá que definir si se asume como Presidenta o como una simple encargada de despacho. El poder no se comparte. En Sonora, la intención del gobernador Durazo de nuevamente repudiar su promesa de no elevar impuestos ni endeudar al Estado, continúa avanzando. La intención de elevar el comúnmente llamado impuesto sobre nómina del 3 al 4% representa una amenaza a la competitividad del Estado, la coartada bajo la cual se continúa cabildeando de que es a petición de la misma iniciativa privada es irrisoria. Aquel candidato que prometió seguridad, no subir impuestos, ni endeudar al Estado, eficientar el gasto público, erradicar corrupción y con base en ahorros de 4 mil 500 millones de pesos al año realizar obra pública, se ha transformado en un gobernante cuya amnesia y acciones nos recuerdan a otros de triste recuerdo que lo antecedieron.

Publio Cornelio Tácito en su obra Germania comenta “ruego, que las naciones extranjeras persistan, si no en amarnos, al menos en odiarse unos a otros; porque el destino está conduciendo a nuestro imperio en su camino trazado, y la fortuna no puede otorgarnos mejor regalo que la discordia entre nuestros enemigos”. La ausencia de unidad hoy, como en 98 d.C., es un regalo para quienes hoy buscan en México replicar esa dictadura perfecta. Quienes crearon las condiciones para el surgimiento de la 4T buscaron crear instituciones y capturarlas, el ímpetu hoy, es solo de destrucción institucional, captura del poder y sus réditos.

Habrá que reeditar a Dante para incluir un décimo círculo destinado a legisladores mexicanos que han convalidado sin recato la destrucción institucional, para ellos no queda más que repudio y elevar plegarias de que encuentren el perdón divino que en vida no encontrarán. Camus concluye su ensayo: “El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo dichoso”. A seguir empujando la piedra que nos tocó, con fortaleza y dicha.

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