El equipo de Trump complicará más las relaciones México-EEUU
Los recientes nombramientos en el próximo gabinete de Donald Trump reflejan una política donde la lealtad y el apego ideológico pesan más que la experiencia o los conocimientos.
Los recientes nombramientos en el próximo gabinete de Donald Trump reflejan una política donde la lealtad y el apego ideológico pesan más que la experiencia o los conocimientos. Trump está rodeándose de personas afines que ejecutarán sus órdenes sin cuestionamientos. Varios de los designados impactarán directamente la relación entre México y Estados Unidos, particularmente en la negociación de temas comerciales, migración y seguridad fronteriza.
El ejemplo más notable es el de Stephen Miller, designado como jefe adjunto del Gabinete para Políticas. Miller, conocido por su postura extrema contra la inmigración, indica un retorno a políticas como “Permanecer en México”, junto con la presión para que México refuerce el control de migrantes que cruzan su territorio. Su influencia se anticipa especialmente conflictiva, ya que su enfoque estrictamente migratorio probablemente incrementará la tensión entre ambos países, sobre todo si insiste en la ampliación del muro fronterizo.
Por su parte, Tom Homan, el “Zar de la Frontera”, implementará aún más rigurosamente las leyes migratorias, incluyendo deportaciones masivas, lo que presionará al Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum a alinear sus políticas con las de EEUU. Este tipo de medidas severas puede derivar en fricciones diplomáticas y un fuerte desgaste en la relación binacional, generando obstáculos adicionales en las negociaciones del T-MEC.
Kristi Noem, propuesta como secretaria de Seguridad Nacional, representa otro punto de conflicto por ser promotora de políticas de asilo estrictas y de medidas de seguridad en la frontera. Estas disposiciones, combinadas con un aumento en las deportaciones, presionarán aún más los recursos de México.
En el ámbito de comercio, el nombramiento de Marco Rubio como secretario de Estado podría ser especialmente problemático para el T-MEC. El aún senador por Florida es un firme defensor de la “América Primero” e intentará renegociar los términos para favorecer a la industria manufacturera y automotriz estadounidense, lo que complicará el panorama para las exportaciones mexicanas. Además, está alineado con los intereses de EEUU para contener la influencia de China, lo cual podría derivar en medidas restrictivas que afecten los términos de intercambio con México.
Finalmente, Pete Hegseth, en Defensa, y Matt Gaetz, como fiscal General, completan un equipo con una orientación dura hacia México, ya que ambos han propuesto políticas agresivas contra los cárteles de droga. La posibilidad de acciones militares de EEUU contra estas organizaciones criminales en territorio mexicano pone en riesgo la soberanía de México y podría generar una muy grave crisis diplomática.
En conclusión, este equipo de funcionarios, cuyas lealtades están más cerca de la ideología de Trump que de un compromiso real con sus respectivas responsabilidades, amenaza con reducir las relaciones México-EEUU a un juego de suma cero en el que México lleva las de perder. La renegociación del T-MEC y las políticas migratorias estarán plagadas de tensiones, guiadas por un enfoque transaccional que apenas deja espacio para la diplomacia y la cooperación, sacrificando los intereses bilaterales en favor de un triunfalismo que poco beneficia a ambos países.
Eduardo Ruiz-Healy
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