No mentir…
Para el refrendo de poderes ejecutivos y legislativos en las pasadas elecciones observamos una regresión a las prácticas de aquella dictadura perfecta.
Una seductora narrativa de cambio llegó a transformar lo público con tres postulados fundacionales: No mentir, no robar y no traicionar. Con ello lograron una alternancia en el poder hace seis años.
Para el refrendo de poderes ejecutivos y legislativos en las pasadas elecciones observamos una regresión a las prácticas de aquella dictadura perfecta, a las cuales habría que sumar la variante de alianzas inconfesables, alianzas que al llevar en apariencia como contraprestación patentes de corzo nos ubican en el umbral del Estado fallido.
No debería de sorprender a nadie que quienes hoy gobiernan recurran a las perversas prácticas de aquella dictadura perfecta, es parte de su formación de origen.
Imposible no remontarnos a Plutarco Elías Calles que en su último informe de Gobierno declaraba: “Nunca y por ninguna consideración y en ninguna circunstancia, volverá el actual Presidente de la República mexicana a ocupar esa posición, sin que esto signifique la más remota intención o el más lejano propósito de abandono de deberes ciudadanos…”, para posteriormente proceder a la creación de un partido hegemónico e instaurar un maximato.
La razón primigenia del Estado es proveer seguridad, para ello se le otorga el monopolio del uso de la fuerza con la finalidad de salvaguardar la integridad de personas, patrimonio, territorio y respeto a garantías. La seguridad nacional, interior y pública de acuerdo a la Constitución aún vigente está a cargo de la Federación, estados y municipios. De igual forma, de acuerdo al pacto federal, se le otorga de forma exclusiva a los tres órdenes de Gobierno la facultad exclusiva de cobrar impuestos y ejercer el gasto público. Los ciudadanos estamos obligados de acuerdo al 31 constitucional a contribuir al gasto público.
Riña la sencillez y claridad de esa oferta pública de no mentir, esa promesa de veracidad al hablar e integridad al actuar de quienes hoy gobiernan, con su contorsionismo declarativo y proceder. Basta revisar el fracaso en la comunicación del Gobierno de Sonora ante la presentación de su paquete fiscal 2025. Alfonso Durazo públicamente declaró que no pretendía crear nuevos impuestos ni aumentar derechos y contribuciones más allá de la inflación. El documento que se presentó ante el Congreso de Sonora el pasado 15 de noviembre con firma del Gobernador y refrendo del secretario de Gobierno, contiene “iniciativas” de reformas a Ley de Hacienda y ley de ingresos para el ejercicio fiscal 2025, contempla nuevos impuestos, contribuciones, derechos e incrementos superiores a la inflación. El Gobernador, secretario de Hacienda de Sonora, presidenta de la comisión de Hacienda del Congreso estatal y otros en sintonía declararon lo que con base en el texto indubitablemente es mentira.
Cuando entrecomillo la palabra iniciativa lo hago dado que en los documentos que presenta el Ejecutivo ante el Congreso no se incluyó una iniciativa de ley de ingresos, en el texto del Ejecutivo aparece un dictamen de comisión, lo cual bajo ninguna circunstancia se podría hacer pasar por iniciativa. El Ejecutivo no tiene facultad constitucional de dictaminar, esta corresponde exclusivamente al Legislativo, el documento presentado viola el principio de legalidad y separación de poderes.
Nietzsche afirmaba que no existe la verdad declarando un absurdo tal pretensión de veracidad, en ese nihilismo de estas autoridades que sin rubor alguno mienten con pasmosa frecuencia y naturalidad, no sorprende ni me preocupa que mientan, es su naturaleza. El cinismo de quienes mienten me parece repugnante, en su obituario lo hallarán. Lo que me preocupa es que quienes, teniendo formación, distinciones precisas y medios para conocer la verdad, opten por el silencio. Me preocupa aún más la existencia de personajes que dan un paso adelante para alabar el traje nuevo del emperador. Hans Christian Andersen se sentiría a sus anchas cubriendo la fuente de palacio.
El paquete fiscal Sonora 2025 contempla una nueva contribución que elevaría a empresas con más de 100 empleados, el coloquialmente llamado impuesto sobre nómina, en 1% para llegar a 4%, duplicando la tasa de inicio de la gestión de Durazo. Contempla también impuestos cedulares sobre ingresos de personas físicas, a la venta final de bebidas alcohólicas, cobro de piso de 23% sobre contribuciones a Cruz Roja y Bomberos, así como una nueva cuota a conservación de vida silvestre. Ha trascendido que el Gobernador ha retirado de su iniciativa el crear impuestos cedulares, a la venta final de bebidas alcohólicas y cobro de piso.
La propuesta de contribución adicional sobre nóminas de 1% es desafortunada, nuevamente el Gobernador rompe su promesa y evidencia el valor de su palabra. Sobre el absurdo y triste papel de algunos “líderes” empresariales en este golpe a la competitividad y economía de Sonora, bajo la premisa de ellos disponer de recursos públicos para destinarlos a seguridad, en otra columna ampliaré.
Spinoza, siempre preciso, nos ilustra que la verdad requiere de concordancia de pensamiento y lenguaje con la realidad. Los dislates declarativos relacionados con un desafortunado paquete fiscal para Sonora en 2025 son un ejemplo claro de las consecuencias públicas del mentir.
A nosotros nos corresponde señalar con responsabilidad que lo que es un sinsentido, es un sinsentido, que lo que es una mentira, es mentira.
El silencio no es opción.
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