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43: “Nueva ruta”

No está mal de arranque. La presidenta Sheinbaum cumple su compromiso de reinstalar un diálogo fluido y explorar alternativas de investigación

Julio Hernández López

ASTILLERO

Es una nueva forma de plantear una esperanza que ha ido envejeciendo. En la administración de Enrique Peña Nieto, ni eso: Con el general Salvador Cienfuegos (Sedena) y Jesús Murillo Karam (PGR) se construyó la cómplice versión de la “Verdad histórica”, una confirmación cruda de la criminalidad de Estado; con Andrés Manuel López Obrador se avivaron las expectativas, aunque siempre con la reserva que los movimientos sociales maduros mantienen frente al poder, justificada dicha cautela al ver el desenlace decepcionante, con el mismo poder presidencial prometedor dedicado a desmontar sus estructuras de indagación creíble; y ahora retoma el tema Claudia Sheinbaum, con un aire tecnologizado y la oferta de un nuevo camino, acordado incluso de inicio el no estancarse y polarizar respecto al papel del Ejército y sus papeles (los 800 folios nunca entregados).

No está mal de arranque. La presidenta Sheinbaum cumple su compromiso de reinstalar un diálogo fluido y explorar alternativas de investigación; los familiares de los 43, sus abogados y el activismo que le ha acompañado, suavizan el discurso y se declaran a la espera de resultados, más que palabras, esperanzas o fotografías. Ya se verá si Palacio Nacional consigue abrir resquicios al muro verde olivo y si éste permitirá asomarse a la verdad y la justicia tan buscadas. Los padres de los desaparecidos de Ayotzinapa irán midiendo si la esperanza se vuelve resultado o solamente sigue envejeciendo.

El multimillonario Ricardo Salinas Pliego arrancó en Argentina una nueva fase de su activismo público. Orador en la Conferencia Política de Acción Conservadora celebrada ayer en Argentina (un cónclave de ultraderecha, impulsado por Donald Trump y auspiciado este año por Javier Milei), el principal accionista de Elektra y Televisión Azteca (entre otras firmas), se declaró decidido a dar la batalla cultural, “proponiendo ideas”.

Su debut en el plano internacional de la ultraderecha fue, sin embargo, sustancialmente escatológico: Adoptó la fraseología tan utilizada por el estrambótico Milei y se asignó como lucha ideológica y cultural debatir contra la mierda; es decir, contra los “zurdos de mierda”, a quienes considera culpables de tantos males colectivos que, al parecer, merecerían más un paredón que la discusión civilizada.

En su discurso, pronunciado ante una desangelada conferencia, casi una fiesta particular de Milei, contrastante con otras ediciones de la CPAC que han contado con expositores de mayor nivel, el empresario, empeñado en negar que tenga aspiraciones de ocupar un cargo público, intentó una aproximación político-filosofal-excrementicia: “Quiero hablarles de una palabra clave: Libertad. Y contra esa palabra los zurdos de mierda no pueden (...) porque el zurdo tiene la otra palabra, que es igualdad. Y esa palabra es nefasta, es nociva y es del lado del mal. Y por eso estamos hablando hoy de la batalla cultural”.

Mmm (exclamación simplona, para estar a tono con la susodicha batalla).

Beneficiado inequívocamente por diversos gobiernos, priistas, panistas y morenistas, siempre dispuesto a hacer grandes negocios al amparo del poder público, ahora Salinas Pliego pretende erigirse en crítico de los “gobiernícolas”. En Buenos Aires, incluso señaló ayer, en abierta sintonía con el catastrofismo opositor: “En México pensábamos que habíamos llegado a una situación democrática y resulta que ya volvimos a la situación de partido único”. ¡Bienvenido, empresario-gobiernícola, al debate de las ideas!

Y, mientras el máximo jefe policiaco nacional y coordinador de las fuerzas militares, Omar García Harfuch, se pasa “un tiempo”, “unos días”, en Sinaloa, en una estancia inusual, que da cuenta de la situación crítica que se vive en esa entidad, ¡hasta mañana, con la vista puesta en los procesos venideros de selección de candidatos a puestos judiciales por elección popular!