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Guerra de las drogas

La incautación de 1.1 toneladas de fentanilo en Ahome es un gran triunfo para el gobierno en la guerra contra el narco.

Sergio Sarmiento

JAQUE MATE

Si ves la guerra contra las drogas desde un punto de vista puramente económico, el papel del gobierno es proteger al cartel de las drogas”. MILTON FRIEDMAN

Las autoridades mexicanas reportaron este 3 de diciembre dos operativos en Sinaloa que llevaron al decomiso de cantidades muy dispares de fentanilo. Uno tuvo lugar en Guasave, donde dos hombres fueron detenidos con armas de fuego y dos kilogramos de pastillas; el otro, en Ahome, donde agentes de seguridad ingresaron a dos domicilios, en uno de los cuales encontraron 300 kilos de la droga y en el otro una camioneta con 800 kilos, aunque no detuvieron a nadie.

El comunicado oficial no dice claramente qué instituciones llevaron a cabo los operativos. Señala que participaron elementos de la Secretaría de Marina, la Secretaría de Seguridad, la Defensa, la Guardia Nacional y la FGR, pero es poco probable que haya habido elementos de todas. Más bien parece que el gobierno quiere mandar el mensaje de que hay un esfuerzo coordinado de las distintas instituciones de seguridad.

Estos operativos, afirma el comunicado, fueron “resultado de labores de inteligencia e investigación”, pero parecen más bien golpes de suerte. En el primer caso, en Guasave, los “efectivos” participaban en “un recorrido de supervisión y vigilancia” cuando detectaron un vehículo “cuyos tripulantes, al notar la presencia de la autoridad, realizaron maniobras evasivas y emprendieron la huida”, por lo que fueron perseguidos y detenidos. En la segunda acción, en Ahome, el comunicado dice que otros “efectivos notaron la presencia de hombres que portaban lo que parecían armas de fuego, los cuales emprendieron la huida e ingresaron a dos domicilios”. Los agentes entraron y encontraron ahí la droga incautada.

No hay indicios de que haya habido un trabajo previo de inteligencia o investigación seguido de órdenes de cateo o detención. Los efectivos simplemente siguieron a presuntos criminales, lo cual justificaría, por la flagrancia, que se hayan realizado las acciones sin órdenes judiciales. Una acción de inteligencia, en cambio, habría requerido primero obtener órdenes de un juez y luego ejecutarlas por agentes de la FGR.

De cualquier manera, la incautación de 1.1 toneladas de fentanilo en Ahome es un gran triunfo para el gobierno en la guerra contra el narco. El secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, la describió como “el decomiso histórico más grande de fentanilo”. La presidenta Sheinbaum afirmó que es equivalente a 20 millones de dosis.

Antes, en la mañanera del 3 de diciembre, el secretario García Harfuch informó que “durante los primeros 60 días de gobierno de la presidenta Sheinbaum, del 1 de octubre al 1 de diciembre, fueron detenidas 5,333 personas por delitos de alto impacto, 57.9 toneladas de drogas fueron aseguradas y 43 laboratorios clandestinos fueron desmantelados”. Esto sugiere que, a pesar de las afirmaciones de que hoy se reparten abrazos y no balazos, el gobierno mantiene la guerra. Poco importa que el discurso político ande por otro camino. Ayer, en efecto, la presidenta Sheinbaum se preguntó: “¿Ustedes creen que algún día Felipe Calderón o García Luna pidan perdón por la guerra contra el narco?”.

Tampoco López Obrador o Sheinbaum han pedido perdón por mantener la guerra. No tienen que hacerlo, porque es lo que manda la ley, pero al mismo tiempo la tragedia de la violencia alcanzó su máximo nivel en el sexenio de López Obrador. La afirmación de que la guerra ha terminado se contrapone no sólo con las acciones de los primeros meses de Sheinbaum, y con la incautación de más de una tonelada de fentanilo sólo en esta semana, sino con la prohibición de esta droga en la Constitución. El gobierno debería saber que las prohibiciones llevan a la guerra y que no son la mejor forma de enfrentar un problema de salud pública.

VAPEADORES

Prohibir los vapeadores y no los cigarrillos en la Constitución es una estupidez. La medida creará un mercado negro de cigarrillos electrónicos, que son legales en todo el mundo, y hará que más gente siga fumando tabaco.

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