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La ‘kakistocracia’

Quizá Trump ha estado imitando a su amigo López Obrador, quien eligió también para su gabinete a muchos con poca o nula capacidad.

Sergio Sarmiento

JAQUE MATE

La caquistocracia protege a los cleptócratas. Todos llevan los malvados y manipuladores guantes de la codicia y el juego de poder”.

ANGELICA HOPES

El semanario The Economist ha declarado que kakistocracy es “la palabra del 2024″. Para muchos es novedosa, aunque en realidad sus primeros usos registrados en inglés se remontan al siglo XVII. En español “kakistocracia” se ha vuelto también popular en las ciencias sociales y la política. Se acuñó por la necesidad de tener un antónimo para “aristocracia”, que viene de los términos griegos aristos, lo mejor, y kratos, poder o gobierno. Kakistocracy mezcla también dos raíces griegas: Kakistos, lo peor, y kratos, poder o Gobierno.

La voz no está registrada en el Diccionario de la Real Academia Española, aunque en sus consultas en redes sociales esta ha aclarado que eso no significa “que se desaconseje su empleo”. La Academia define la palabra en redes como el “gobierno de los peores o los menos capaces” y ha señalado que su inclusión en el Diccionario está siendo considerada. Recomienda la grafía “caquistocracia”, que “se ajusta mejor al sistema gráfico del español”, pero su uso actual en nuestro idioma es usualmente como “kakistocracia”. En 1996 el pensador italiano Michelangelo Bovero publicó en México, en la revista Este País, un artículo titulado “Kakistocracia: La pésima república”, que 22 años después José Woldenberg calificaría de “erudito, provocador y juguetón”.

The Economist consideró a kakistocracy como palabra del año por la forma masiva en que se buscó en Google y se empleó en redes sociales tras el triunfo electoral de Donald Trump, particularmente cuando este empezó a nombrar a quienes ocuparían cargos en su gabinete a pesar de que eran patentemente incapaces para las funciones que tendrían. La revista señaló que Trump estaba eligiendo a sus colaboradores “por su lealtad, por encima de todas las cosas”.

Quizá Trump ha estado imitando a su amigo López Obrador, quien eligió también para su gabinete a muchos con poca o nula capacidad. El propio AMLO lo reconoció al principio de su gobierno: “A mí lo que más me importa, más que la experiencia, es la honestidad. Ya para irnos entendiendo mejor. Si hablamos en términos cuantitativos, 90 por ciento honestidad, 10% experiencia”.

“Honestidad”, sin embargo, no es la palabra correcta, sino “lealtad” y, sobre todo, “obediencia” al jefe. Ignacio Ovalle, amigo de décadas de López Obrador, empezó el sexenio como director de Segalmex, institución que sufrió el mayor fraude de corrupción del sexenio de AMLO (hasta donde sabemos, ya que la opacidad en las obras del gobierno ha hecho difícil documentar otros casos). En vez de actuar contra Ovalle, empero, el presidente lo exoneró sin ninguna investigación. Es verdad que lo removió de Segalmex, pero le dio, para protegerlo, un nuevo cargo público como coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo.

Así, a través del amiguismo y el nepotismo, López Obrador convirtió al gobierno en una caquistocracia. Si bien algunas de las designaciones de la nueva presidenta Sheinbaum son mejores, muchas otras mantienen la filosofía de su predecesor: ha escogido para los cargos públicos a personas sin capacidad para ejercerlos.

Malo es que tengamos en México una caquistocracia, pero esta se volverá peor por la decisión de la presidenta Sheinbaum de avanzar en la concentración de poderes que promovió López Obrador con su plan C. Lo peor es que en enero habrá otra caquistocracia en Estados Unidos con el gobierno de Trump. Difícilmente saldrán bien las cosas cuando los peores y los más incapaces ejercen el gobierno de estos dos vecinos distantes.

EMPLEO

En noviembre hubo un aumento de 24,696 puestos de trabajo registrados en el IMSS, un avance de solo 0.1 por ciento desde octubre. Si la comparación es con noviembre de 2023, el alza es de 1 por ciento. Se confirma la desaceleración económica, pero preocupa más la caída en el número de patrones, de 1,077,883 en noviembre de 2023 a 1,060,486 en 2024, 17,397 menos, porque ellos son quienes crean empleos.