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Partido de la Regeneración Institucional

La conciliación del Grupo Atlacomulco con el Grupo Texcoco es solo parte del proceso de reivindicación y honra de priistas mexiquenses que comenzó a realizar el entonces presidente López Obrador

Julio Hernández López

El ex gobernador priista del Estado de México, Eruviel Ávila, declaró ayer en la Plaza de la Constitución (en el contexto de los primeros 100 días de la actual administración federal) que ya está “en el lado correcto de la historia” y que “es de sabios cambiar de opinión”. Sonriente, quiso hacer juego de palabras sobre su “pasado o pisado”, y se autoabsolvió ante reporteros (https://goo.su/ RSQH )./

Ávila fue ocupante de múltiples cargos públicos y partidistas a nombre del PRI y se mantuvo en este partido hasta 2023, año en cuyo diciembre anunció, con otros recientísimos ex priistas (Alejandro Murat y Jorge Carlos Ramírez Marín, entre ellos) que formaría una corriente de apoyo a Sheinbaum (“sin intención de buscar candidaturas a las cámaras”). Ávila y Ramírez Marín entraron a la 4T como senadores por la vía alterna del Verde Ecologista y Murat directamente a nombre de Morena.

Las expresiones de Eruviel Ávila forman parte del proceso de naturalización en la 4T del modelo político conocido genéricamente como Grupo Atlacomulco que, con diferenciaciones internas y más allá de lugares específicos de nacimiento, ha definido a la gran mayoría de quienes durante décadas han gobernado el Estado de México a nombre del Partido Revolucionario Institucional, con personajes de siniestro historial como Carlos Hank González, Arturo Montiel, Enrique Peña Nieto y el propio Ávila.

Y, desde luego, los Del Mazo, que en tres periodos distintos han ocupado la gubernatura mexiquense. El más reciente, y último de esa saga tricolor caracterizada por la corrupción, el elitismo, el fraude electoral y la complicidad con mafias corporativas y grupos criminales, ha sido Alfredo del Mazo Maza (su abuelo, Del Mazo Vélez, lo fue de 1945 a 1951; su padre, Del Mazo González, de 1981 a 1986).

Justamente el pasado viernes se realizó en Toluca una ceremonia que da cuenta de ese avanzado proceso de institucionalización priizada de la regeneración nacional. La gobernadora Delfina Gómez, que en 2017 fue víctima del fraude electoral que dio el triunfo formal a Del Mazo Maza, estuvo codo con codo con este para rendir homenaje al padre, Del Mazo González, a seis años de su muerte.

Tal ceremonia, en sí, significa más que una regresión en el proceso que busca un cambio profundo en México. El secretario general de gobierno, Horacio Duarte, puntualizó, “a nombre de los tres poderes del Estado”, los méritos del difunto priista, de “su legado y obra física y política”. Señaló que se busca “no negar nuestra historia sino hilvanarla con el presente y proyectarla en el futuro”.

Duarte puntualizó: “Lo más importante para el Estado de México es conciliar, conciliar nuestra historia pasada y conciliar la historia presente”, pues “los paradigmas pueden cambiarse, sin ruptura”, en una “evolución” que “busque aprender de las lecciones de quienes nos precedieron” (https://goo. su/idGOn ). Le escuchaban los ex gobernadores invitados, Arturo Montiel, Eruviel Ávila y César Camacho.

En X, la propia Delfina Gómez definió al homenajeado como “un hombre que dedicó su vida al servicio público y al progreso del pueblo del Estado de México. A seis años de su partida, destacamos su legado, que permanece en la memoria de quienes compartieron su visión de un estado moderno” (https://goo.su/d74t5 )

La conciliación del Grupo Atlacomulco con el Grupo Texcoco es solo parte del proceso de reivindicación y honra de priistas mexiquenses que comenzó a realizar el entonces presidente López Obrador, quien llegó a llamar “demócratas” a Enrique Peña Nieto y a Del Mazo Maza. Ahora se está en espera del premio (¿la Embajada en Reino Unido?) que, aparte del que significa la virtual impunidad, se ha mencionado con insistencia que le fue prometido al multicitado ex gobernador reciente.

Y, mientras ante un Zócalo lleno la presidenta Sheinbaum proclamaba este domingo que en México habrá coordinación, pero no subordinación en las relaciones con Estados Unidos (léase, “con Donald Trump”), ¡hasta mañana!

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