Proyecto de concentración estratégica
La incertidumbre de México y Latinoamérica refuerza nuestras limitaciones para hacer crecer nuestros negocios.
DUEÑEZ* EMPRESARIA
La incertidumbre de México y Latinoamérica refuerza nuestras limitaciones para hacer crecer nuestros negocios.
Muchos estamos a la expectativa de lo que realmente va a hacer Trump a partir del 20 de enero. Sus declaraciones son agresivas, pero sabemos que esa es su manera de negociar. Es poco probable que invada el Canal de Panamá o Groenlandia, o que aplique medidas radicales sin pasar por un proceso de negociación con sus aliados.
Mientras tanto, estamos enfrentando también gran desconcierto por las medidas antieconómicas que nuestros gobiernos están tomando. Parece que nos les importa estimular el crecimiento empresarial, sino distribuir la riqueza que hemos creado entre la población con modelos económicos que está probado que no funcionan.
Durante más de 25 años hemos asesorado a grandes grupos familiares latinoamericanos, ahora hemos decidido volver a trabajar en Proyectos de Concentración Estratégica, para atender las necesidades de empresas en crecimiento manejadas por sus fundadores o sus sucesores.
Toda empresa, cualquiera que sea, tiene un potencial de negocio que rara vez aprovechamos. No nos sorprenda que la mayoría de las compañías solo crea resultados de negocio más bien irrelevantes.
Sí, así es. La mayoría de las empresas son poco relevantes. Aprovechan solo un pequeño porcentaje del potencial de creación de valor que tienen. Desaprovechan sus recursos y sus energías en productos, mercados y fórmulas de organización y de negocio que aportan poco valor económico.
La causa fundamental de este desperdicio no es fruto de un entorno adverso, más bien tiene que ver con la dispersión, es decir, con la tendencia a dedicarle tiempo e inversiones a oportunidades que no valen la pena, que no aprovechan a cabalidad lo que se puede lograr con los talentos y recursos que les invertimos.
La dispersión se manifiesta comercialmente cuando caemos en el desenfoque, es decir, cuando no aprendemos a atender cada mercado de manera diferenciada, y no construimos rutas de liderazgo contundentes que induzcan a la generación de valor.
También la dispersión se muestra en la organización, cuando incurrimos en la soledad, o sea, cuando no desarrollamos la capacidad de compartir el poder de forma sinérgica con un equipo de líderes que nos complemente y propicie la multiplicación de valor.
Finalmente, la dispersión se da en nuestra operación, cuando consentimos la tolerancia, que ocurre cuando no progresamos en hacer rendir óptimamente nuestras inversiones y gastos, favoreciendo la captura de valor.
Esa es nuestra realidad, operamos con tanta inercia que no le damos importancia a las oportunidades que nos pasan por delante. Seguimos observando empresarios que, teniendo grandes fortalezas en su organización, se afanan en manejar fórmulas de negocio envejecidas que poco pesan en el mercado, esquemas de organización que poco responden a su potencial y sistemas de operación que mantienen niveles de rendimiento limitados.
Nos atrapa la rutina, nos dedicamos a operar el negocio, creemos que dándole más duro las cosas cambiarán. No tendremos resultados extraordinarios si no nos transformamos. Y entonces terminamos con negocios mediocres que solo ganan dineritos.
No tienen una estrategia de creación de valor. Si acaso tienen una visión de cómo crecer sus ventas, cuando más sus utilidades, pero rara vez cuentan con una estrategia clara y poderosa de multiplicar el valor en un tiempo determinado.
Cuando les planteamos a los empresarios que su organización puede valer 10 veces más en pocos años, se sorprenden. No tienen ni idea de cuánto vale su compañía. Mucho menos de cuáles son los obstáculos que tienen que superar para conseguirlo.
Hemos logrado detonar el valor de varios centenares de empresas. En general se ha tratado de empresarios suficientemente abiertos para aplicar una metodología valiente de rediseño de sus estrategias de creación de valor.
Cuando nuestra organización aprende a mantenerse enfocada, avanza por caminos de liderazgo en mercados fecundos, con una fórmula de gobierno que evoluciona, y se adapta con sincronía operacional y altos rendimientos. Esto es lo que llamamos Proyecto de Concentración
Estratégica.
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